MADRID, 26 sep (Xinhua) -- España vivirá mañana la jornada más importante de su democracia en un claro reto a la estabilidad política con elecciones autonómicas en una Cataluña (noreste) que pretende separarse del resto del país, con los independentistas de "Juntos por el Sí" a la cabeza y con opciones de obtener la mayoría del Parlamento catalán en cuanto a escaños pero no votos.
A menos de tres meses para las elecciones generales en España, donde tampoco es seguro que gane el gobernante Partido Popular del presidente Mariano Rajoy, según las últimas encuestas, el jefe del Ejecutivo seguirá muy de cerca todo lo que acontezca en un día histórico para la estabilidad política y económica del país, con la esperanza de que entre el 15 y 30 por ciento de los indecisos catalanes vayan a votar y lo hagan contra los independentistas.
Hasta ahora, todo parece indicar que el bloque independentista de "Juntos por el Sí" obtendría una mayoría absoluta de escaños en el Parlamento catalán, pero no superaría el 50 por ciento de los votos, clave desde el punto de vista político, pero que no detiene al actual presidente de la comunidad de Cataluña, Artur Mas, quien ha insistido que con más escaños que votos sería suficiente para buscar la independencia.
Obviamente son unas elecciones cruciales y distintas, en las que el propio Artur Mas se ha dedicado en los últimos tiempos y en especial durante la campaña electoral a vender "las maravillas que van a acontecer en la vida de los catalanes por el simple hecho de ser independientes de los españoles", pero sin entrar en un verdadero programa económico y sin atajar la grave crisis de la corrupción que atañe a su propio partido Convergencia y Unión, englobado en la lista de "Juntos por el Sí".
Incluso Mas ha ignorado a líderes europeos como la canciller alemana, Angela Merkel, o el primer ministro británico, David Cameron, quienes pidieron respecto a la legalidad y a la integridad de España, o también al presidente estadounidense, Barack Obama, que se refirió a una "España fuerte y unida".
Pero el presidente autonómico tampoco ha querido analizar que la Unión Europea (UE) expulsaría a los 7,5 millones de habitantes de esa región si prospera la independencia.
Además, tampoco sería reconocida por la ONU, saldría de la eurozona y de otros organismos, pero en definitiva, los políticos independentistas han considerado estas apreciaciones como la "política del miedo" sin explicar profundamente las consecuencias de una hipotética independencia de esa región española.
Pase lo que pase, el lunes 28 nada será igual que antes y, al margen de los resultados, la palabra "diálogo" será vital para comenzar una nueva etapa que ponga fin a tanta inestabilidad, aunque se antoja difícil -al menos por ahora- que Cataluña se separe de España.