"Mi mamá, mi hermanos mayor y yo, gritamos y luego salimos porque empezaron a crujir las paredes de la casa y del edificio de al lado", relató la mujer quien ahora aunque dice tener pánico a los temblores también está "preparada para cualquier tipo de contingencia".
En Tlatelolco desaparecieron 15 pisos con más de 300 viviendas y después del terremoto los vecinos comenzaron a buscar a las personas entre los escombros, la parte oficial indica que ahí fueron 500 víctimas mortales.
Esa es una de varias historias que pueden contar los habitantes de la capital mexicana que sufrieron este terremoto que derribó más de 370 infraestructuras, entre viviendas, hospitales y edificios, de un total de 2.831 edificaciones que sufrieron daños de algún tipo.
En ese tiempo, no existía una cultura de prevención para cualquier tipo de desastres pero a partir de esa lección, actualmente existe una cultura preventiva en los hogares, en los centros de trabajo y en escuelas, explicaron fuentes consultadas por Xinhua.
Ha sido un proceso de aprendizaje de varios años en el que se han dado pasos importantes como la creación formal del Sistema Nacional de Protección Civil, en 1986, aseveró el viernes durante un acto público el presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Además de este Sistema, mencionó que en la actualidad se trabaja en la conformación del Atlas de Riesgo y se cuenta con los mecanismos financieros de prevención y atención de desastres, así como una ley general de Protección Civil y su Reglamento.
Sumado a ello, y con la utilización de la tecnología, existe además un mejor manejo y planeación de construcción de edificios.
A 30 años de terremoto devastador en México se crean normas de construcción.
A partir del temblor de 1985, se modificó la llamada Ley y Reglamento de Construcción de Edificaciones en la capital mexicana con la que ahora se establece que cada edificio construido debe resistir un temblor de 8,5, cuando anteriormente era 7,5 grados en la escala de Richter.
También, contempla un Atlas de Riesgo, creado por el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, para saber en dónde se puede edificar sin correr riesgo.
Con la actualización de las normas de construcción hoy estamos mejor preparados para enfrentar fenómenos como ése y evitar la pérdida de vidas y patrimonio, coincidieron los investigadores Cinna Lomnitz Aronsfrau y Luis Esteva Maraboto, investigadores eméritos de los institutos de Geofísica e Ingeniería , respectivamente.
No se sabe cuándo ocurrirá el próximo gran temblor, pero en los últimos 30 años hay avances importantes que permiten tener una ciudad mejor preparada. ¿Hemos avanzado? "Sinceramente creo que sí", reconoció Esteva Maraboto, quien pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La mañana del 19 de septiembre de 1985 un movimiento de 8,1 grados en la escala de Richter sacudió a la Ciudad de México. Su epicentro se localizó frente a las costas michoacanas y tuvo su mayor réplica al día siguiente, 20 de septiembre, con una magnitud de 7,9 Richter.
Ambos episodios desquebrajaron los hospitales Juárez y General, el Centro Médico Nacional, el edificio Nuevo León de Tlatelolco, el multifamiliar Juárez, el Hotel Regis y los sitios de trabajo de las costureras en la avenida San Antonio Abad. Son algunos de los 371 edificios que colapsaron.
La última versión de las normas de construcción data de 2004 aunque ya se encuentra en revisión de otro que tiene en cuenta información adicional sobre un temblor grande reportado por los sismólogos, que tuvo lugar en el siglo XVIII y que no causó daños porque no existían construcciones vulnerables, pero que fue mayor que el de 1985.
Esa normatividad, explicaron expertos de la UNAM, fue hecha de tal manera que si ocurre un temblor, de esos que se dan en un lapso de 250 años, la probabilidad de fallas sea muy baja.
Además de estas medidas, el Instituto para la Seguridad de las Construcciones es la responsable de hacer revisiones permanentes en edificaciones importantes por su función, como hospitales y escuelas. Como ésta, se toman otras medidas para evitar el mayor número de daños posible.
De acuerdo con estudios científicos en la Ciudad de México existen tres nomenclaturas para las zonas de sismos. La zona I o de lomas, que es de suelo firme y abarca la parte sur de la ciudad; la zona III o de lagos, que favorece la transmisión de ondas sísmicas y comprende la zona centro y norte de la ciudad, y la zona II, que es de transición entre la primera y tercera.
Ciudad de México ahora experto en ingeniería sísmica
En las últimas dos décadas en la Ciudad de México, una de las urbes más grandes del mundo, se han construido los llamados edificios "inteligentes", mismos que además de ser amigables con el medio ambiente, pueden resistir terremotos de hasta 9 grados, como es el caso de la Torre Mayor, las Torres Arcos I y II o las Torres Mayores, entre otros que además están en proceso como la Torre BBVA Bancomer y la Torre Punta Reforma.
Estas nuevas edificaciones, apoyados por la tecnología e ingeniería sísmica han sido diseñados con estructuras que resistan a la exposición de un terremoto.
Sin embargo para los académicos y despachos arquitectónicos aseguran que más allá de este desarrollo, es necesario revisar la ubicación del terreno para que desde un principio se tenga en cuenta el posible riesgo, se analice la inversión, la cimentación, y el gasto que requerirá la construcción del edificio dependiendo de la zona.
México será sede, en 2017, de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres en reconocimiento a la evolución institucional y a las aportaciones que ha hecho al mundo en materia de protección civil después del terremoto de 1985.
Este trágico terremoto, cuyo epicentro se localizó en el Océano Pacífico mexicano, cercano a la desembocadura del río Balsas en la costa michoacana, también provocó daños en los estados de Michoacán, Guerrero, Colima y Jalisco.