"Firmamos un contrato de confidencialidad", dijo Xiao, quien administra una tienda de abarrotes en el campus. No proporcionó su nombre completo.
A todos los residentes del campus se les pidió firmar el contrato que les prohíbe visitar ciertas partes del campus o tomar fotografías de los soldados durante tres meses, explicó Xiao.
Siempre y cuando registren sus placas, pueden entrar y salir en auto de la institución cuando lo deseen. El hotel del campus también está abierto para quienes vienen de fuera.