"Guiarse a través de la zona de la explosión es extremadamente extraño debido a las sustancias químicas y los contenedores retorcidos, que se pueden derrumbar en cualquier minuto. Nos vemos obligados a marcar señales con el fin de no perdernos", explicó Wang Ke, quien encabezó un grupo de soldados especializados en química.
Dos grandes explosiones, que se produjeron antes de la medianoche del 12 de agosto, causaron estragos en varios kilómetros a la redonda.