BEIJING, 15 ago (Xinhua) -- Un criminal de guerra japonés ayudó durante la II Guerra Mundial a recoger cerebros de prisioneros chinos vivos para un sargento que creía que comiéndolos podía curar su enfermedad venérea, según una confesión publicada el viernes por la Administración Estatal de Archivos.
La impactante declaración del cabo Takashi Mikami, que sirvió en la provincia oriental china de Shandong desde 1942 hasta su captura en agosto de 1945, es la cuarta de una serie de 31 confesiones manuscritas de criminales de guerra japoneses que los archivos están publicando en línea ahora que se conmemora el 70º aniversario del final de la II Guerra Mundial.
En la confesión, firmada el 1 de agosto de 1954, Mikami también detalla como asesinó a civiles y violó a numerosas mujeres. El cabo explica que mientras se encontraba destinado en el distrito de Linqing, el sargento Getsuji "ordenaba a menudo a los miembros del pelotón que recogieran cerebros de personas vivas". En junio de 1942, Mikami pidió al soldado Yokokura que fuera "a por algunos cerebros tras el ataque".
Según Mikami, Yokokura le llevó el cerebro de un campesino chino. "Lo cociné, lo metí en una pava y se lo di al sargento Getsuji como medicina para su enfermedad venérea", afirma el cabo.
En agosto de 1942 en el distrito de Guantao, Mikami interrogó a dos campesinos chinos mediante tortura. Como uno de ellos se negaba a hablar, el segundo teniente Oyagi dijo: 'Que los nuevos reclutas demuestren su valor'. "Así que, junto a otros cinco soldados, crucé el pecho del campesino con la bayoneta, asesinándolo, y después lo enterré en una fosa", según su confesión.
Mikami cuenta seguidamente cómo participó en febrero de 1943 en un ataque a una aldea de Linqing en el que los japoneses dispararon y lanzaron gases lacrimógenos contra la población, ametrallando después a los que trataban de huir.
"Como resultado, fueron masacrados 370 soldados y civiles chinos. Entré en la aldea y vi la situación con mis propios ojos. Los cadáveres de soldados y vecinos yacían apilados; muchos de ellos tenían toallas en sus bocas, y de sus narices brotaba agua. Sus rostros se estaban tornando violáceos".
En torno al 27 de agosto de 1943 en el distrito de Tangyi, Mikami "lanzó cinco granadas" sobre los muros de la aldea, "matando a 15 civiles".
El criminal de guerra también confiesa haber violado al amenos a ocho jóvenes coreanas en Shandong, muchas de ellas en varias ocasiones.
