Ninguna llama se ve en la zona central de la explosión, pero todavía sale humo negro de la vasta zona de devastación, donde los contenedores carbonizados y humeantes se apilan más de 20 metros en el aire.
Se colocaron cuatro sensores en la "zona central de la explosión" para detectar gas tóxico, dijo Wang Dongsheng, director de las fuerzas nucleares y químicas de la zona militar de Beijing.
Doce escuelas y tres edificios de apartamentos son utilizados para alojar a 6.300 personas desplazadas por los estallidos.
En el Hospital Afiliado al Colegio Médico de la Policía Armada de Tianjin, 11 psicólogos ofrecen ayuda a los pacientes con estrés pos-traumático.