RIO DE JANEIRO, 14 ago (Xinhua) -- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se entrevistó el jueves con una veintena de delegados de movimientos sociales, que le expresaron su apoyo frente a los ataques y peticiones de la oposición para iniciar un juicio político en su contra.
En el encuentro, los delegados de los movimientos sociales se quejaron del duro ajuste fiscal que promueve el Gobierno, con un gran recorte en gasto público y un aumento de los impuestos.
"Si es para ajustar, que se ajuste a aquellos que nunca fueron ajustados, con impuestos a las grandes fortunas y las ganancias de los bancos", aseguró a la prensa Guilherme Boullos, del Movimiento Sin Techo, quien apuntó que "la única salida es con el pueblo y por la izquierda".
Rousseff explicó que el ajuste permitirá crear las condiciones necesarias para que la economía del país vuelva a crecer y entonces "profundizar" las mejoras sociales registradas en los últimos años.
La mandataria se comprometió a que no habrá "retrocesos en las políticas sociales", aunque "ya no se podrá gastar como se gastaba antes, cuando había más dinero".
Los movimientos brindaron a la presidenta su apoyo de cara a las manifestaciones convocadas en todo el país para este próximo domingo por grupos de la oposición, debido a la mala situación económica que vive Brasil y al gigantesco caso de corrupción que envuelve a la petrolera estatal Petrobras.
La mandataria reiteró que "no hay ningún problema" en que la oposición convoque protestas en su contra y el pueblo las acompañe, porque esto es uno de los "derechos que ofrece la democracia", aunque volvió a insistir en que "se respetan los resultados de las elecciones", en alusión a los comicios de octubre pasado en los que fue reelegida.
