El mecanismo imperfecto anterior no logró mantenerse congruente con la realidad del mercado y causó amplias diferencias entre la tasa de paridad central y los tipos de cambio reales en el mercado, lo que generó una presión de devaluación cada vez mayor sobre la tasa de paridad central.
La devaluación está bien fundamentada, dado que el yuan ha sido una de las monedas más fuertes del mundo durante años. Desde 2005, el tipo de cambio real del yuan se había apreciado en más de 55 por ciento.
Las expectativas para un debilitamiento del yuan también fueron impulsadas por el inesperado aumento de la oferta monetaria en China y por los nuevos préstamos otorgados el mes pasado.
Aunque el proceso de ajuste ha sido más pronunciado de lo que se esperaba, una prolongada devaluación no será la nueva normalidad del yuan.