BEIJING, 20 jul (Xinhua) -- La repatriación a China por parte de Tailandia de más de 100 inmigrantes ilegales este mes se ajusta a la práctica internacional y ayudará a atajar el terrorismo global, según han explicado expertos y académicos de países del Sudeste Asiático.
Según anunció el Ministerio de Seguridad Pública chino, Tailandia repatrió el pasado 9 de julio a 109 inmigrantes ilegales chinos que iban de camino a Turquía, Siria o Irak para hacer la guerra santa.
De los repatriados, 13 habían huido de China tras su implicación en actividades terroristas, dijo el ministerio en un comunicado.
Li Renliang, catedrático del Instituto Nacional de Administración del Desarrollo de Tailandia, aseguró que los inmigrantes cruzaron las fronteras de forma ilegal, por no mencionar que algunos de ellos eran criminales o incluso sospechosos de terrorismo.
Las autoridades tailandesas los repatriaron a China como requiere la legislación internacional y la operación de aplicación de la ley entre ambos países se ajustó a los tratados internacionales y acuerdos bilaterales pertinentes, por lo que fue justificada y legal, añadió.
Algunos gobiernos, dijo, han criticado de forma infundada la cooperación normal entre China y Tailandia a la hora de combatir la inmigración ilegal.
Según explicó, esos gobiernos calificaron a los inmigrantes ilegales, incluidos los implicados en actividades terroristas, como "refugiados" y trataron por todos los medios de obstruir la repatriación.
Su reacción, indicativa de un doble rasero en la lucha contra el terrorismo, es ridícula y va en contra de los esfuerzos antiterroristas internacionales, dijo Li.
Bambang Suryono, presidente de la fundación Nanyang ASEAN, con sede en Yakarta, dijo que es importante para la campaña antiterrorista internacional prevenir que los extremistas se dirijan a Oriente Medio a través del Sudeste Asiático.
La cooperación entre China y Tailandia en la repatriación de inmigrantes ilegales está en línea con sus acuerdos bilaterales y las prácticas internacionales, dijo, añadiendo que esta acción se ha realizado en interés de ambos países y ayudará a la campaña internacional contra el terrorismo.
Dijo que aunque los países occidentales siempre subrayan la importancia de la lucha contra el terrorismo, ondean la bandera del "humanitarismo" cuando se trata de extremistas chinos que huyen al sudeste asiático.
Es ridículo etiquetar a los inmigrantes ilegales como "refugiados" y criticar la cooperación legítima en aplicación de la ley entre China y Tailandia, dijo Suryono.
Oh Ei Sun, investigador de la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur, dijo que en muchos países, incluidos Estados Unidos, China, Tailandia y Turquía, hay víctimas del terrorismo.
"Frente a nuestro enemigo común, el terrorismo, todos los países deberían abandonar su noción intolerante de competición y cooperar completamente unos con otros", dijo Oh, también exsecretario político del premier de Malasia.
Dijo que debido a que la inmigración ilegal podría involucrar terrorismo, Estados Unidos y Turquía deberían dejar de apuntar con el dedo a China y a Tailandia por el asunto de la repatriación, y empezar a cooperar con otros países para acabar con la inmigración ilegal.
Si la comunidad internacional no puede cooperar estrechamente en la lucha contra la inmigración ilegal en el Sudeste Asiático, el terrorismo puede causar estragos en la región y sus pueblos tendrán que sufrir las consecuencias, dijo.
Eng King Sia, comentarista de noticias malasio, opinó que Estados Unidos ha hecho todos los esfuerzos para combatir el terrorismo, para lo cual, sin embargo, emplea dobles o múltiples estándares.
Aunque la inmigración ilegal entre China y Tailandia no supone niguna amenaza para su seguridad nacional, Estados Unidos la aprovecha como una oportunidad para generar presión sobre Beijing en busca de sus propios propósitos políticos, afirmó.
Stefanie Kam, investigadora asociada de la Escuela S.Rajaratnam de Estudios Internacionales de la Universidad Tecnológica de Nanyang de Singapur, afirmó que el tráfico de personas se ha convertido en un desafío común para las naciones del Sudeste Asiático.
"Es necesario que China y los países del Sudeste Asiático amenazados por el terrorismo y la militancia fortalezcan su cooperación y colaboración en seguridad internacional, especialmente en antiterrorismo, con el fin de evitar que los terroristas se fortalezcan así como de interrumpir el flujo de activistas a Siria", dijo Kam.