WASHINGTON, 2 mar (Xinhua) -- Una sequía récord que ha asolado a Siria de 2006 a 2010 ha empeorado el cambio climático provocado por los humanos y ha contribuido al conflicto que comenzó en Siria en 2011, indicó hoy un estudio.
"No estamos diciendo que la sequía causara la guerra", dijo Richard Seager, un científico del clima del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, quien es uno de los autores del estudio.
"Estamos diciendo que sumado a todos los otros factores de estrés, ayudó empujar las cosas al umbral del conflicto abierto. Y una sequía tan severa fue mucho más posible por la sequía causada por los humanos en esa región".
La reciente sequía afectó el Creciente Fértil, región que abarca parte de Turquía, Siria e Irak, donde las temperaturas se elevaron entre 1 y 1,2 grados centígrados y las lluvias durante la temporada lluviosa han disminuido 10 por ciento desde 1900.
El nuevo estudio mostró que la tendencia de sequía de un siglo se ajusta muy bien a los modelos de calentamiento global por causas humanas, por lo que no puede ser atribuido a variaciones ambientales. Y la inusual severidad de la reciente sequía en siria no hubiera sido posible sin esta tendencia.
El estudio vincula las sequías en la región con la creciente presión al nivel del mar en el este del mar Mediterráneo, lo que también muestra una tendencia de largo plazo que puede atribuirse en parte al calentamiento global causado por el hombre.
Los autores del estudio señalaron que Siria es especialmente vulnerables por otros factores, incluyendo el gran crecimiento de la población de cuatro millones en la década de los cincuenta a 22 millones en los últimos años y a la política agraria del gobierno que alienta los cultivos de exportación intensivos en agua, como el algodón.
Además, la perforación ilegal de pozos de irrigación ha mermado drásticamente las aguas subterráneas que podrían haber sido utilizadas como reservas durante los años secos.
Como resultado, la producción agrícola que normalmente representa una cuarta parte del producto interno bruto (PIB) de Siria, se desplomó en una tercera parte. En el noreste del país severamente afectado, los rebaños fueron prácticamente obliterados; el precio de los cereales se duplicó; y las enfermedades relacionadas con la nutrición registraron drásticos incrementos en los niños.
Un creciente cuerpo de investigación señala que el clima extremo, incluyendo las altas temperaturas y las sequías, incrementa la posibilidad de la violencia, desde ataques individuales a guerras abiertas.
Pero se cree que el nuevo estudio, publicado en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences, es el primero en estudiar la relación entre el clima extremo y una guerra ahora en curso.