Shambhala: una modernidad artística

Actualizado 2016-09-27 08:57:06 | Spanish. xinhuanet. com

Por Luan Xiang

Wanma Jiancuo: En la constante búsqueda del Shambhala

 “Quisiera buscar, a lo largo del desarrollo de la danza, el equilibrio entre el mundo material y el espiritual”. Así nos contó el bailarín tibetano Wanma Jiancuo, detrás del telón de la danza teatral moderna “Shambhala” en Beijing. 

BEIJING, 27 sep (Xinhuanet) --El éxito de Shambhala se debe al apoyo gubernamental, y a la comprensión cultural cada vez más amplia y el creciente afán de la sociedad por los artes étnicos, sostuvo el bailarín.

Según Wanma, la danza teatral de 80 minutos de duración combina los elementos del baile folclórico del pueblo tibetano, de la creencia budista, y también de la modernidad artística y vanguardista.

Al ritmo de la flauta del águila, instrumento tradicional étnico, los bailarines se movilizan con una pasión inmensa como si fueran hojas capturadas por una tempestad.

De modo gradual, se construye sobre el escenario con arena de distintos colores un “Mandala”, símbolo de la cadena del karma y el círculo ilimitado de reencarnación entre el macrocosmos y el microcosmos.

La creación del Mandala en la pintura tradicional de “Tangka” y la meditación sobre ella es una práctica usual de la meditación de los religiosos tibetanos.

Casi cruel y drásticamente, al aproximarse a la perfección del Mandala, los pasos apasionados de los bailarines se intensifican destruyendo sin piedad la magnificencia del símbolo espiritual de la causalidad de la existencia para empujar el progreso de la danza hacia un clímax asfixiante...

De allí, y en plena brusquedad, se concluye el movimiento apasionado. Dominan un silencio mortal y una oscuridad confusa, como si nada hubiera sucedido.

Hasta los aplausos de los espectadores tardan en sonar a toda fuerza, mientras todo el mundo se ve envuelto en una reflexión profunda sobre el origen de nuestro ser, y el destino a donde debemos acudir...

“Cuando presentamos la obra en las ciudades norteamericanas como Chicago y Nueva York, donde el público provino mayormente de una cultura cristiana, nos preguntábamos si nuestro trabajo coreográfico derivado de la cultura asiática se podría entender y aceptar por una civilización distinta”, narró Wanma.

”Resultó que, pese a las diferencias culturales y religiosas, el arte trasciende las fronteras y es apreciado mientras nazca de la sinceridad, motivado por la voluntad de comunicarse entre los seres humanos”, sostuvo el artista.

“Muchos de los elementos por los que está compuesta la obra son emblemáticos de la cultura tibetana”, puntualizó.

“Sin embargo, nuestro público, esté donde esté, sea el contexto cultural que sea, ha podido percibir la sabiduría de la vida inconstante, y su conmoción nos anima a continuar la búsqueda del Shambhala ideal de nuestro arte”, afirmó. 

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Shambhala: una modernidad artística

Spanish.xinhuanet.com 2016-09-27 08:57:06

Por Luan Xiang

Wanma Jiancuo: En la constante búsqueda del Shambhala

 “Quisiera buscar, a lo largo del desarrollo de la danza, el equilibrio entre el mundo material y el espiritual”. Así nos contó el bailarín tibetano Wanma Jiancuo, detrás del telón de la danza teatral moderna “Shambhala” en Beijing. 

BEIJING, 27 sep (Xinhuanet) --El éxito de Shambhala se debe al apoyo gubernamental, y a la comprensión cultural cada vez más amplia y el creciente afán de la sociedad por los artes étnicos, sostuvo el bailarín.

Según Wanma, la danza teatral de 80 minutos de duración combina los elementos del baile folclórico del pueblo tibetano, de la creencia budista, y también de la modernidad artística y vanguardista.

Al ritmo de la flauta del águila, instrumento tradicional étnico, los bailarines se movilizan con una pasión inmensa como si fueran hojas capturadas por una tempestad.

De modo gradual, se construye sobre el escenario con arena de distintos colores un “Mandala”, símbolo de la cadena del karma y el círculo ilimitado de reencarnación entre el macrocosmos y el microcosmos.

La creación del Mandala en la pintura tradicional de “Tangka” y la meditación sobre ella es una práctica usual de la meditación de los religiosos tibetanos.

Casi cruel y drásticamente, al aproximarse a la perfección del Mandala, los pasos apasionados de los bailarines se intensifican destruyendo sin piedad la magnificencia del símbolo espiritual de la causalidad de la existencia para empujar el progreso de la danza hacia un clímax asfixiante...

De allí, y en plena brusquedad, se concluye el movimiento apasionado. Dominan un silencio mortal y una oscuridad confusa, como si nada hubiera sucedido.

Hasta los aplausos de los espectadores tardan en sonar a toda fuerza, mientras todo el mundo se ve envuelto en una reflexión profunda sobre el origen de nuestro ser, y el destino a donde debemos acudir...

“Cuando presentamos la obra en las ciudades norteamericanas como Chicago y Nueva York, donde el público provino mayormente de una cultura cristiana, nos preguntábamos si nuestro trabajo coreográfico derivado de la cultura asiática se podría entender y aceptar por una civilización distinta”, narró Wanma.

”Resultó que, pese a las diferencias culturales y religiosas, el arte trasciende las fronteras y es apreciado mientras nazca de la sinceridad, motivado por la voluntad de comunicarse entre los seres humanos”, sostuvo el artista.

“Muchos de los elementos por los que está compuesta la obra son emblemáticos de la cultura tibetana”, puntualizó.

“Sin embargo, nuestro público, esté donde esté, sea el contexto cultural que sea, ha podido percibir la sabiduría de la vida inconstante, y su conmoción nos anima a continuar la búsqueda del Shambhala ideal de nuestro arte”, afirmó. 

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