Por Luan Xiang
BEIJING, 26 sep (Xinhuanet) -- “Quisiera buscar, a lo largo del desarrollo de la danza, el equilibrio entre el mundo material y el espiritual”.
Así nos contó el bailarín tibetano Wanma Jiancuo, detrás del telón de la danza teatral moderna “Shambhala” en Beijing.
“Shambhala” (o la Tierra Pura, es el paraíso perfecto según la creencia del budismo tibetano) es una pieza de teatro coreográfico, creado por Wanma Jiancuo en 2012 a la invitación de la Ópera Nacional de China, y se ha presentado en el país y los escenarios internacionales hasta la fecha.
“Pretendo descubrir de dónde vengo en medio de las memorias y los sentimientos de una profundidad infinita, y de allí ubicar y conocer a mi existir dentro de las diferencias y los conflictos”, elaboró el fundador y director de la compañía de danza Wanma Dance Group.
A partir de este redescubrimiento, “me dirijo a la rica imaginación y la exploración sin temor sobre el futuro, a fin de confirmar con claridad hacia dónde voy”, explicó el artista sobre el significado de la premiada obra de danza étnica experimental.
”Éste es el proceso en el que me vengo relacionando con el mundo externo, sin que importe en qué manera o de cuál formas”, aclaró.
El BAILARÍN
Wanma Jiancuo, de 38 años de edad, es reconocido como uno de los vanguardistas exitosos del arte contemporáneo de la etnia tibetana.
Hijo del director de un grupo artístico y una experta en la medicina tradicional tibetana, Wanma, nativo de la provincia de Qinghai, ubicada en la meseta Qinghai-Tibet, había comenzado el viaje hacia su interior espiritual desde una edad joven.
Narró en la entrevista que nació de un apunte en su diario como niño la inspiración por la cual creó la obra ganadora de múltiples premios en ámbito global.
Era un niño de apenas 10 años cuando sus padres lo llevaron a presenciar los ritos funerarios tradicionales, o el dicho “entierro celestial” de los creyentes del budismo tibetano, en el cual los cuerpos de los difuntos son desintegrados por los religiosos para alimentar a los aves carroñeros.
El budismo tibetano cree en la reencarnación y el círculo de las vidas a base de los vínculos causales del karma, dentro de lo cual la muerte es una partida, no un final.
Desde nacer hasta morir, la existencia humana se describe en el budismo tibetano como un proceso en tránsito, y “Shambhala”, o Shangri-La, es nombre de una tierra sagrada y pura, un paraíso perdido entre las montañas nevadas, donde no habría penas ni sufrimiento, ni preocupaciones terrestres.
A menudo Wanma se pierde en meditación sobre el significado de la vida, y le urge la voluntad por producir una obra que explique la fragilidad de lo material, a la vez de guiar a su público hacia la ilustración en la esfera metafísica.
Años después, del diario de un niño nació la obra teatral de danza “Shambhala”, la primera que haya sido invitada a presentarse en el Festival Internacional del Teatro de Avignon de Francia, además de ganar elogios en los centros artísticos de América del Norte y otras partes del mundo.