Bajo el cuidado de dos criadores y tres veterinarios, se quedarán en la base de Jilin durante tres años tanto para su exhibición pública como para la investigación científica.
El macho pesa 105 kilos y la hembra 98 kilos. "Tienen buen apetito. Cada día comen 50 kilos de bambú transportado desde su ciudad natal, más las zanahorias, manzanas y galletas hechas especialmente para ellos, y se han adaptado bien al nuevo entorno y al clima", dijo Wang.
Su nuevo hogar es una construcción de 900 metros cuadrados con un espacio al aire libre que abarca 800 metros cuadrados.
Se han instalado aparatos de aire acondicionado, humidificadores, calefacción eléctricas y lámparas de desinfección ultravioleta en la casa de los panda para ayudar a los recién llegados a adaptarse al entorno local, según Wang.
A finales de 2013, China contaba con 1.864 pandas silvestres y 375 en cautiverio, según los datos oficiales del censo publicado en febrero.
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