Los potentes motores de los autos de carreras se escucharon frente a la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional (sede del gobierno federal), las oficinas del Gobierno del Distrito Federal (capital) y los comercios de la zona.
Los pilotos Ricciardo y Sáinz agradecieron el apoyo de los miles de aficionados mediante una bandera a bordo de sus vehículos.
Los corredores sonrieron en todo momento felices de haber complacido el entusiasmo de los aficionados.
El Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel angel Mancera, llegó temprano y no dudó en aceptar sentarse a bordo de un monoplaza, donde uno de los ingenieros le explicó las funciones que se operan desde el volante.
"Es complejo manejar un Fórmula 1. Tiene su chiste (complejidad)", comentó a medios.
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