A pesar de enfrentar una ola de protestas sociales a mediados de 2013 y la falta de apoyo a sus propuestas por sectores aliados en el Congreso, la presidenta logró consolidar su liderazgo, con importantes triunfos, como un gran impulso a la educación de alto nivel y una exitosa Copa del Mundo 2014, pese al retraso en la entrega de obras en los estadios.
Rousseff amplió los programas sociales con el aumento de los beneficios del programa Bolsa Familia, el cual otorga una renta mínima a más de 13 millones de familias en todo el país, y la creación del programa Brasil Sin Miseria, con el objetivo de erradicar totalmente la pobreza extrema en el país.
Otros programas que se destacaron en su primer mandato son Ciencia sin Fronteras, con la meta de enviar al exterior a 100.000 estudiantes brasileños a hacer cursos de posgrado, y Más Médicos, que colocó 14.000 profesionales de salud en los lugares más pobres del país.
Para estimular el crecimiento económico, la gestión de Rousseff lanzó una sucesión de iniciativas con estímulos fiscales, subsidios y facilitación del crédito para las empresas.
A partir de 2013 se iniciaron varios programas de concesiones en el sector de infraestructura, con el fin de atraer inversiones privadas en aeropuertos, puertos, rutas, ferrocarriles, energía y petróleo.
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