EL CAIRO, 15 jul (Xinhua) -- Después de más de una década de conversaciones intermitentes, se ha conseguido el tan esperado acuerdo nuclear iraní.
Aun así, todavía no es momento de celebrar, ya que Irán y la comunidad internacional deben prepararse para trabajar mucho más duro con el objetivo de que el acuerdo no muera a medio camino.
Sin duda, el acuerdo nuclear alcanzado el martes ha demostrado una fuerte voluntad política y la flexibilidad de negociación tanto de Irán por un lado como del grupo P5+1, compuesto por Reino Unido, China, Francia, Rusia y Estados Unidos más Alemania, por el otro.
Si el acuerdo pudiera implementarse de manera efectiva y leal, podría pasar a la historia de la humanidad como un ejemplo excepcionalmente exitoso de cómo resolver uno de los asuntos más peliagudos del mundo a través de métodos pacíficos y diplomáticos.
Sin embargo, la comunidad internacional debe mantener la mente fría, ya que el camino por delante para solucionar finalmente el asunto nuclear iraní no presentará menos desafíos que el proceso de negociación.
La primera prueba será si el presidente estadounidense, Barack Obama, consigue que el Congreso de su país, escéptico y de mayoría republicana, apruebe el acuerdo, en un momento en el que su mandato se está acabando y ya ha comenzado un nuevo ciclo de políticas partidistas.
Las preocupaciones han demostrado ser razonables. Horas después de que se anunciara el acuerdo, muchos congresistas republicanos se apresuraron a afirmar lo malo y peligroso del mismo, mientras que la Casa Blanca no perdió comba para contraatacar, amenazando con usar su derecho al veto si el Congreso intenta bloquear la puesta en marcha del acuerdo nuclear.
Incluso si la administración Obama consigue que se apruebe el acuerdo en el Congreso y se levanten las sanciones contra Teherán, todavía existe la posibilidad de que los siguientes presidentes y legisladuras retiren su apoyo al acuerdo en un futuro.
Uno de los principales motivos que podría motivar al gobierno de EEUU a retractarse del acuerdo en un futuro sería su más cercano aliado en Oriente Medio, Israel.
Israel tienen una clara postura sobre el asunto nuclear iraní, como bien dejan claras las extremadamente duras palabras usadas por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su gabinete para referirse al acuerdo, tanto antes como después de que fuera anunciado el martes.
Lo que resulta más irritante es que Israel, que considera a Irán como su archienemigo en Oriente Medio, no sólo maldice constantemente el acuerdo, sino que es probable que utilice cualquier oportunidad para sabotearlo. Y una de las armas más potentes del Estado judío para acabar con el pacto es su gran poder de presión para persuadir a los políticos de Washington.
Sin embargo, Israel tiene que entender que ningún acuerdo podría ser perfecto. También tiene que saber que un programa nuclear iraní que opera bajo un control internacional verificable es mucho mejor para sus intereses nacionales que dejar las actividades nucleares de Teherán desreguladas o que, como se ha sugerido, simplemente recurrir a opciones militares para neutralizar las capacidades nucleares de la república islámica.
Irán también tiene por hacer mucho trabajo duro y mucho equilibrio político. Con las sanciones económicas y comerciales listas para ser eliminadas bajo el acuerdo, el presidente Hassan Rouhani y su gobierno podrán comenzar a reconstruir la deprimida economía del país.
Sin embargo, en Teherán, los partidarios de una línea dura no son tan fáciles de convencer, ya que la república islámica tiene una profunda desconfianza hacia las potencias occidentales, especialmente hacia Estados Unidos, después de décadas de confrontación y hostilidad mutua.
Una vez que el acuerdo empiece a implementarse, Irán está obligado a cooperar plenamente con la comunidad internacional para probar que se atiene al pacto.
Ello significa que debe hacer cosas como permitir el acceso de inspectores a algunas de sus instalaciones nucleares, lo cual podría ser un argumento conveniente para que los halcones acusen a Rouhani y a su equipo de ceder demasiado ante Occidente.
Para contribuir a asegurarse de que Irán siga hasta el final, los miembros de la comunidad internacional, en particular Estados Unidos y sus aliados occidentales, deben realizar esfuerzos inmediatos para eliminar los recelos y la desconfianza hacia el país, con la preparación del terreno para el levantamiento de las sanciones como primera prioridad. Por su puesto, Teherán también debe mantener su palabra en relación con el acuerdo.
Si todas las partes pueden respetar fielmente sus compromisos, se verán generosamente recompensadas al final del día.