CUMBRE AMERICAS-ESPECIAL: Provechoso que EEUU haya aceptado la diversidad política en reunión

Actualizado 2015-04-09 08:03:44 | Spanish. xinhuanet. com

Por Omar Mendoza

SANTIAGO, 8 abr (Xinhua) -- Las expectativas económicas y políticas por los resultados de la VII Cumbre de las Américas, a celebrarse los días 10 y 11 de este mes, crecen en momentos en que América Latina y el Caribe atraviesan por un período de desaceleración de sus economías, tras una expansión sostenida entre el 2004 y 2013.

En los últimos 21 años, las seis Cumbres de las Américas, que han celebrado los países de la región menos Cuba, han sido testigos de las crisis económicas y las transformaciones políticas de la región.

Esas cumbres constituyen un proceso de negociación, a instancias de la Organización de los Estados Americanos (OEA), sobre áreas y retos prioritarios para la región, incluyendo a gobiernos, organizaciones internacionales y de la sociedad civil, con el fin de encontrar soluciones a los problemas económicos y sociales y establecer estrategias a través de la Declaración de Compromiso de la Cumbre y el Plan de Acción.

La primera se llevó a cabo en Miami (Estados Unidos) en 1994, a propuesta del recién electo presidente de Estados Unidos, William Clinton, tras el fin de la Guerra Fría (1945-1991) y la ola democrática que terminó con la mayoría de las dictaduras de la región, que fueron apoyadas por Washington.

Aquella época predominaban las reformas neoliberales, inspiradas por el llamado "Consenso de Washington" y controladas por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que fueron un fracaso.

La VII Cumbre será acogida por Panamá los días 10 y 11 de este mes, bajo el tema propuesto por el presidente Varela: "Prosperidad con equidad: el desafío de la cooperación de las Américas", que abarca la gobernanza de los países americanos, así como las relaciones hemisféricas y las del hemisferio americano con el resto del mundo.

El propósito de la cita es acordar y poner en marcha los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (2016-2030), haciendo realidad la prosperidad con equidad, lo cual es una insoslayable tarea, dado que América Latina es la región más desigual del mundo y aún hay 167 millones de personas sumidas en la pobreza y se requiere el esfuerzo de muchas voluntades.

Por siglos, el istmo de Panamá ha servido como ruta de tránsito de las civilizaciones entre los océanos Atlántico y Pacífico y entre el sur y el norte del continente.

El gobierno ha indicado que "los panameños sentimos una gran responsabilidad de contribuir a la búsqueda de entendimientos para mantener la paz social, promover la seguridad internacional y unir esfuerzos para la solución de los problemas comunes que nos afectan".

También ha expresado la esperanza que en la Cumbre "los mandatarios americanos propongan una estrategia realista para construir prosperidad con todos y para todos".

El hecho que más ha llamado la atención es la presencia, por primera vez, de Cuba, expulsada de la OEA por la "incompatibilidad" de su sistema político con el del resto de las naciones en 1962, a instancias de Estados Unidos, cuyo gobierno le declaró prácticamente la guerra a la isla: Bloqueo económico y comercial; apoyo logístico a grupos contrarrevolucionarios y, finalmente, una invasión de mercenarios de la CIA, que fue derrotada en 72 horas, y la Crisis de los Misiles de 1962.

Cuba aceptó la invitación, tras el debate que hubo en la anterior Cumbre en Cartagena, Colombia, del 2013, donde los líderes latinoamericanos exigieron que, para el encuentro en Panamá, el presidente de Cuba, Raúl Castro, fuera convidado, por lo que condicionaron su asistencia a que se invitara al mandatario cubano, pese a la resistencia de Estados Unidos.

En el 2009, con la elección de Barack Obama, el primer afro estadounidense en llegar a la Casa Blanca, y su asistencia a la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, se abrieron nuevas expectativas para la relación de Estados Unidos con la región, en medio de la crisis económica mundial, respecto a una nueva agenda estadounidense hacia América Latina y el Caribe, la cual no se concretó en los años siguientes.

Aquel momento parecía que habría una mayor cooperación de Washington con sus vecinos del sur. Incluso, hubo momentos para bromas. El fallecido presidente Hugo Chávez le dijo a Obama en inglés: "quiero ser tu amigo" y le regaló el libro "Las Venas Abiertas de América Latina", del uruguayo Eduardo Galeano, que muestra el histórico saqueo de los recursos de la región por las transnacionales.

Otra anécdota fue que Obama, luego de un largo discurso de Daniel Ortega sobre la injerencia de Estados Unidos en su país, donde mencionó la invasión de mercenarios de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos en 1961 de Cuba, dijo al nicaragüense "no ser responsable por hechos que sucedieron cuando tenía tres meses de nacido", lo cual causó hilaridad en el auditorio.

Como se ha comprobado por años, el mecanismo multilateral de las Cumbres y el propio sistema político y económico de Estados Unidos y Canadá hacen difícil generar acuerdos vinculantes con América Latina y el Caribe en su conjunto para cumplir metas y asignar de recursos, cuya mayoría son privados.

No obstante, son numerosas las inversiones estadounidenses y canadienses en la región y el comercio bilateral es cuantioso, pero ya los países latinoamericanos dependen menos de Estados Unidos y Canadá por sus vínculos con Europa y China.

Las nuevas dinámicas han ido cambiando el quehacer económico y político en América Latina. La creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con los 33 países de la región, sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, es un hito histórico porque institucionalizó la unidad de la región en detrimento de la OEA, que es subsidiada en un 60 por ciento por Estados Unidos.

Asimismo, la relación de CELAC y China, oficializada el pasado año con la creación del Foro de Cooperación, inauguró una nueva era de mutuo beneficio y seguramente concluirá con el establecimiento de una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno. El comercio bilateral y las inversiones chinas en América Latina se caracterizan por la inexistencia de condicionamientos políticos.

En conclusión, ha sido provechoso que la Cumbre de las Américas, con la invitación a Cuba, haya aceptado la diversidad política en su seno, lo cual es un paso relevante que confirma la unidad latinoamericana y también la necesidad de una mayor interdependencia entre las naciones para avanzar en la erradicación de la pobreza y reducir la desigualdad, el gran reto de la región.

Las 35 naciones que participan son: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Dominica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Suriname, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.

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