Por Roberto Manriquez
SANTIAGO, 10 mar (Xinhua) -- La tensión por las acusaciones de espionaje de Perú contra Chile y el retiro de sus respectivos embajadores disminuyó, tras las declaraciones del canciller peruano Gonzalo Gutiérrez y de su colega chileno Heraldo Muñoz de proyectar la relación hacia el futuro.
El mes pasado Lima acusó a Santiago de realizar actividades de espionaje, por las cuales sometió a proceso a tres suboficiales de la Armada peruana y apuntó a un oficial chileno, en una nueva querella que reaviva las más que centenarias disputas entre ambos estados.
"Quiero pensar que podemos lograr un consenso en el sentido de que nuestra relación está tan avanzada que este tipo de prácticas (el espionaje) no caben. Veremos cómo podemos llevar este caso de una manera seria, reclamando las explicaciones que merecemos y al mismo tiempo proyectándonos hacia adelante", dijo Gutiérrez ante el Congreso.
Las palabras, con diferencia de horas, fueron antecedidas por las expresiones de su colega chileno.
"Quisiéramos poder superar esta situación, este momento, en los plazos o en los tiempos más breves posibles. Es importante mirar al horizonte, mirar los temas en común que tenemos con Perú (...) eso es lo que Chile va a priorizar", dijo Muñoz a periodistas.
Los discursos parecían coordinados para rebajar el tono en el intercambio verbal que ha protagonizado fundamentalmente el presidente peruano Ollanta Humala, quien conocido el caso de espionaje exigió a Chile una respuesta satisfactoria, seguido del retiro de su embajador en Santiago, Fernando Rojas.
Las acusaciones de espionaje parecen sumergir a ambos estados en un nuevo capítulo en la larga historia de desconfianzas mutuas surgidas de la Guerra del Pacífico o Guerra del Salitre (1879-1883), un conflicto que ha determinado las relaciones de Chile con dos de sus tres vecinos, Perú y Bolivia.
Los suboficiales investigados de la Armada declararon que fueron contactados por personas que se identificaron como empresarios italianos para que les proporcionen información sobre la pesca peruana.
Sin embargo, de acuerdo con el gobierno de Lima, las investigaciones demostraron que los supuestos empresarios eran en realidad oficiales de inteligencia de la Marina chilena y la información entregada era documentación clasificada de la Defensa Nacional del Perú.
Chile rechazó las acusaciones, pero en un tono componedor expresó sus respeto a las decisiones del gobierno peruano.
"He manifestado en forma reiterada que Chile no ampara, no realiza, ni acepta casos o acciones de espionaje en otros países ni tampoco en nuestro país", dijo el canciller chileno.
Las acusaciones surgieron tras el periodo de convergencia de la aplicación del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que en enero de 2014 fijó los límites marítimos entre ambos países.
La resolución, que en la práctica consistió en la cesión por parte de Chile a Perú de unos 22.000 kilómetros cuadrados de mar patrimonial, fue saludada entonces como el término de los problemas fronterizos, por lo cual ambos estados dejaban atrás más de un siglo de controversias.
No obstante, sólo horas después del fallo surgió una doble interpretación de la frontera terrestre, lo cual dejó una pequeña zona terrestre de 3,7 hectáreas cuya soberanía es reclamada por ambas naciones, el retorno de la controversia, un diferendo que tanto Lima como Santiago optaron por postergar.
Pese a todo y a no pocas críticas en el plano local, Muñoz reiteró la disposición de Santiago para implementar el fallo de La Haya.
"Nosotros ya cumplimos la primera etapa, la principal, que fue la fijación de las coordenadas del límite marítimo y lo que resta ahora son los cambios normativos que corresponde a ambos países para cumplir plenamente con el fallo. De modo que creo que eso no debiera ser alterado por esta situación", dijo Muñoz.
Con todo, el caso ha generado una lectura crítica de la política exterior de Chile ante la aparentemente insoluble disputa diplomática con Perú y Bolivia
"Se ha terminado la idea de que Chile tenía una política exterior ejemplar, las autoridades chilenas tienen que ocuparse más de las relaciones con los vecinos", sentenció este martes Marco Enríquez Ominami, el político chileno independiente mejor posicionado en las encuestas al abordar las relaciones con los países vecinos.