BEIJING, 26 mar (Xinhua) -- A diferencia de Estados Unidos, con su presencia preponderante en los organismos acreedores internacionales actuales, China, a pesar del estatus del que dispone como país iniciador del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), no tiene intención de buscar un rol predominante en el mecanismo de toma de decisiones de la citada institución.
En respuesta a una información publicada en el medio estadounidense The Wall Street Journal, que indica que China ha propuesto renunciar al derecho a veto en el BAII, a fin de estimular la incorporación de más países a este nuevo banco, un viceministro de Hacienda y una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China declararon que es una proposición falsa decir que Beijing busca o cede dicho derecho.
Como un banco de desarrollo inclusivo y multilateral, el BAII ha abierto sus puertas a todos los miembros de la comunidad internacional, y un creciente número de integrantes del banco supone que los intereses de cada miembro se reducirán.
De ningún modo, la reciente oleada de entusiasmo entre los países occidentales por ingresar en el banco, que tendrá su sede en Beijing, es resultado de una maniobra de China por "atraerlos", sino debido al consenso de que la nueva institución financiera cuenta con un futuro brillante, gracias a factores como la rica experiencia de China en el desarrollo de infraestructuras, la falta de recursos necesarios para acabar con el cuello de botella que sufre el desarrollo de infraestructura en Asia, así como el cada vez mayor peso de Asia en la economía internacional.
El optimismo que rodea el banco iniciado por China también se debe, en parte, a la frustración por las reformas largamente esperadas en las existentes instituciones acreedoras globales, como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La distribución del poder de votación en estas organizaciones, que era el pilar fundamental del Sistema de Breton Woods, ha sido considerada anticuada desde hace mucho tiempo porque ya no refleja la realidad del panorama económico global.
Tras el estallido de la crisis financiera y económica en 2008, el BM y el FMI han emprendido reformas para otorgar a las economías emergentes un derecho de decisión más amplio, sin embargo, estos esfuerzos obviamente no fueron del agrado de Estados Unidos, que cuenta con derecho a veto en ambas organizaciones.
Una propuesta presentada por el FMI en 2010 para aumentar la cuota de miembros menos representados no ha sido puesta en práctica, debido a que el Congreso estadounidense no ha ratificado el proyecto.
Ya que el BAII será menos competencia y más complemento para los existentes bancos de desarrollo, la aparición de esta institución constituirá un gran incentivo a las reformas en el Banco Mundial y el FMI.
En vez de criticar al emergente BAII, sería mejor que Estados Unidos se dedicase a conseguir las reformas necesarias en el BM y el FMI, ya que de lo contrario no tardará mucho en encontrarse en un gran teatro pero con pocos actores.