Los chinos suelen preguntar a una persona desconocida el signo zodiacal al que pertence para conocer su edad e incluso su personalidad y destino.
Cada año está regido bajo la influencia de uno de los 12 animales del horóscopo chino, que siguen un ciclo sucesivo (rata, búfalo, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo) que, una vez concluido, vuelve a repetirse.
En China se cree que todas las personas nacidas bajo el mismo signo están dotadas con los mismos rasgos de carácter, potencialidades y predisposiciones patológicas.
Muchos chinos, todavía ahora, tienden a consultar el zodiaco para tomar decisiones importantes en su vida, como la celebración de matrimonios, nacimientos o para cerrar negocios. La leyenda cuenta que Buda, una vez alcanzó el grado de iluminación, llamó ante su presencia a todos los animales, pero que sólo doce de ellos acudieron, haciéndolo por el orden anteriormente mencionado.
A cada uno de ellos le otorgó un año, para que los animales le pusieran su nombre y le imbuyeran su energía.
El horóscopo forma parte de la milenaria astrología china (a la que se le calculan unos 5,000 años de historia) y con el antiguo calendario agrícola, basado en complejos ciclos lunares y en un periodo de sesenta años asociado al planeta Saturno.