Por Vera Ríos
MADRID, 21 mar (Xinhua) -- En el municipio español de Galapagar, en la Comunidad de Madrid, unos 33 kilómetros al noroeste de la capital española, vive una estudiante singular del idioma chino.
"Todo el mundo dice que tengo cara de china", dijo Quini al comentar que su familia materna era de las Islas Canarias.
"Había muchos pescadores chinos allí en el pasado y quizás, uno era 'amigo' de mi bisabuela", bromeó.
Esta sería una explicación para el hecho de que esta mujer de 83 años decidió aprender chino hace 15 años.
La otra razón es quizás más simple.
"Soy una apasionada de los libros y siempre he tenido un gran interés por China y leo mucho sobre el país", dijo en entrevista a Xinhua.
En los últimos años se vio un incremento en el número de españoles que estudian chino, con más de 25.000 que aprenden ahora el idioma.
En España, el número de estudiantes de chino que deciden presentarse a la prueba HSK (el examen de lengua china estandarizado en todo el mundo) es mayor que en cualquier otro lugar de Europa.
Sin embargo, pocos estudiantes son como Quini, quien además de chino también habla francés, italiano, alemán, árabe e inglés.
"También hablo algo de vasco y ruso", añadió al explicar que su aventura con el chino empezó cuando su marido instaló una parabólica que captaba la señal de la Televisión Central China (CCTV).
"Una de las cosas que emitían eran clases de chino para niños. Y pensé, si los niños pueden aprender, entonces yo también", explicó.
Existe sin embargo un largo camino desde ver clases para niños en la televisión a ser capaz de traducir los versos de Li Bai, de la Dinastía Tang, como ella puede hacer, y ahí es donde su empeño y dedicación para aprender juegan un papel clave.
Después de seis años estudiando sin nada más que la ayuda de la TV y un diccionario, Quini empezó a hacer un viaje de cinco horas desde su casa en el pueblo de la montaña de Galapagar al centro de Madrid.
España tiene seis Institutos Confucio para enseñar chino, mientras que 40 universidades y alrededor de 150 escuelas secundarias y primarias también enseñan la lengua.
Quini fue al Instituto de San Isidro en Madrid, donde se reunió con Huang Ying, el director del Instituto.
La estudiante autodidacta vio clases en televisión y estudió por su parte con un diccionario.
"Yo sabía escribir y sabía la gramática, pero no sabía cómo hablar, mientras que la mayoría de los estudiantes podían hablar, pero no sabían cómo escribir", precisó.
Esto resultó ser una ventaja, porque antes que poner a Quini con otros estudiantes, Huang Ying le dio clases a ella sola durante tres años.
Desde el principio, Quini disfrutó mucho a través de sus estudios, haciendo amigos, ganando premios y traduciendo poesía.
Aseguró que el Sistema Pin Yin no tiene precio, porque de otra manera es casi imposible usar un diccionario con los caracteres tradicionales chinos y eso, su ingenio y determinación le permitieron introducirse en el mundo de poetas como Li Bai y su precioso poema "En la noche tranquila".
"Pienso en la noche
delante de la cama la luna brilla
encima de la escarcha está la duda
miro arriba y hay luna llena
miro abajo y añoro mi tierra."