BEIJING, 11 jun (Xinhua) -- En un bienvenido respiro tras semanas de dura retórica y acusaciones infundadas contra China, Washington dijo el miércoles que EEUU continuará trabajando con el país asiático en el futuro cercano ya que esta política sirve a los intereses estadounidenses.

Considerando la creciente interdependencia entre los dos países, continuar trabajando con China es la decisión adecuada para EEUU.

Sin embargo, parece que Washington se sigue olvidando de que la condescendencia y las críticas no van a ayudar a su relación con China.

Para hacer las interacciones entre China y EEUU más eficientes y productivas, los políticos estadounidenses responsables deberían al menos evitar hacer comentarios o tomar decisiones que socaven la confianza mutua.

En los últimos días, varios funcionarios y legisladores del país norteamericano han acusado a China de supuestos ciberataques masivos contra las redes del Gobierno federal de EEUU.

Pese al hecho de que la investigación está todavía en marcha para averiguar el origen de los supuestos ataques informáticos, muchos funcionarios estadounidenses ya han llegado a la conclusión de que China es la culpable de esas acciones.

Además de la ciberseguridad, otro caso que destaca los profundos prejuicios de Estados Unidos contra China es el asunto del mar Meridional de China.

Después de años haciendo la vista gorda sobre las reclamaciones de Vietnam y Filipinas en la zona en disputa, EEUU se ha vuelto, recientemente, un severo crítico con los esfuerzos constructivos de China allí.

Estados Unidos también ha provisto a los rivales chinos, que mantienen demandas sobre el área, de asistencia militar y garantías verbales de que continuará desafiando las reclamaciones del gigante asiático en el mar Meridional de China.

Este enfoque, claramente desequilibrado, ha llevado a la zona una tensión sin precedentes y ha puesto en riesgo la estabilidad regional.

Las relaciones entre China y Estados Unidos, las dos mayores economías del mundo y también dos pesos pesados globales, cuentan con un impacto que va mucho más allá del ámbito bilateral.

Un desarrollo estable de los lazos entre China y EEUU favorece no solo a los dos países, sino también al mundo entero, y cualquier revés en sus relaciones será motivo de preocupación global.

Se espera que Washington esté en la misma línea que Beijing en la construcción de un nuevo tipo de relación entre los grandes países, que se caracteriza por la cooperación de beneficio recíproco y el respeto mutuo, en vez de la confrontación y los juegos de suma cero.

China presta mucha importancia a sus relaciones con EEUU y sigue comprometida con la promoción de los lazos bilaterales.

Las habituales e infundadas acusaciones de Washington contra China, tachando al país asiático de ser el principal exportador de ciberataques del mundo, dañan la confianza mutua, mientras que las maniobras de EEUU respecto al mar Meridional de China provocan el mismo efecto, e incluso peor.

Para que prosperen los vínculos EEUU-China, Washington debería cambiar su actitud y resolver sus diferencias con China, objetivo que solo puede conseguirse a través del diálogo.