El desequilibrado desarrollo rural y urbano empeora aún más la situación de los ancianos que viven en aldeas. La urbanización atrae a los jóvenes hacia pueblos y ciudades, los cuales se van y dejan a sus padres ancianos y a los niños en sus hogares rurales. La mayoría de las regiones rurales carece de instalaciones de atención para ancianos.
Sin embargo, la escasez también es común en las ciudades. Simplemente no hay suficientes camas cuando los residentes se vuelven demasiado viejos para ser autosuficientes.
Algunos no tienen más opción que vivir el resto de su vida en asilos deficientemente equipados, como el que fue devastado por el incendio en el distrito de Lushan, en Henan.