HARBIN, 12 may (Xinhua) -- Un proyecto dirigido por China asegura haber encontrado pruebas que demuestran que la tristemente famosa Unidad 731 nipona llevó a cabo experimentos humanos con al menos 93 prisioneros soviéticos en la provincia nororiental china de Heilongjiang durante la Segunda Guerra Mundial.

La Unidad 731 fue un centro secreto de investigación de guerra biológica y química establecido en 1935 por Japón en Harbin, capital de Heilongjiang. Los invasores japoneses en retirada hicieron explotar la base justo antes de que el ejército de la Unión Soviética tomara la ciudad en 1945.

Según Jin Chengmin, conservador del Museo de los Testimonios de los Crímenes de Guerra de la Unidad 731 del Ejército Japonés, las nuevas pruebas obtenidas mediante entrevistas con soldados veteranos japoneses estacionados en la Unidad 731 y documentación del Juicio de Tokio y el Juicio de Harbarovsk determinaron que hubo 93 víctimas soviéticas, entre ellos prisioneros de guerra y civiles mujeres y niños.

El gobierno nipón ha continuado negando los crímenes a pesar de la gran cantidad de pruebas. Ninguno de los involucrados en la Unidad 731 ha sido juzgado nunca por crímenes de guerra.

Los historiadores chinos han identificado 27 lugares en Harbin que aseguran fueron instalaciones relacionadas con la Unidad 731. El complejo consiste en un laboratorio bacteriológico y una cárcel donde víctimas chinas, soviéticas, mongolas y coreanas permanecieron cautivas.

Jin señaló que más de 3.000 personas perdieron la vida en la Unidad 731 después de que los científicos les usaran como cobayas de laboratorio.

En 2002, 180 ciudadanos chinos, víctimas directas de la Unidad 731 o sus familiares, presentaron su apelación a un tribunal de Tokio para obtener una disculpa, que fue denegada.

Pese al rechazo oficial, Yoshio Shinozuka, ex miembro de la unidad, declaró públicamente su remordimiento en 1997, revelando los horribles detalles de lo sucedido en Harbin.