COMENTARIO: Sería mejor para Japón deshacerse de las cargas históricas

Actualizado 2015-03-11 10:12:36 | Spanish. xinhuanet. com

BEIJING, 10 mar (Xinhua) -- Con el 70º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial aproximándose, Japón ha recibido recientemente amonestaciones tanto directas como implícitas por su incapacidad de reflexionar seriamente sobre su historia en tiempos de guerra.

En respuesta a la pregunta de un reportero japonés durante una conferencia de prensa celebrada en la capital china el domingo, el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, urgió a Japón a abandonar cualquier intento de diluir la culpa de la nación por las atrocidades cometidas en sus tiempos de guerra.

"Hace 70 años, Japón perdió la guerra. Setenta años después, Japón no debe perder su conciencia", advirtió Wang.

Un día después en Tokio, la canciller alemana, Angela Merkel, de visita en el archipiélago nipón realizó declaraciones menos punzantes pero con el mismo efecto, afirmando que su país se gano el perdón de sus vecinos tras el rol de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial "primero porque Alemania se enfrentó a su pasado directamente".

Este año marca el 70 aniversario de la victoria tanto de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa, como de la Guerra Mundial Antifascista. Bajo tales circunstancias, el mundo estará atento a si Japón expresa o no un profundo remordimiento por sus crímenes en tiempos de guerra, y a si aprende lecciones de la historia.

Pero desafortunadamente, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, ha mostrado una inclinación a reducir el remordimiento nacional por la guerra, tras varios comentarios sorprendentes realizados las últimas semanas.

Durante su carrera política, Abe ha realizado repetidos intentos para encubrir la historia de agresión de Japón.

En 1995, como nuevo miembro de la Cámara de Representantes, Abe se abstuvo de votar un proyecto de resolución sobre el 50º aniversario de la guerra, afirmando su oposición a términos como "dominio colonial" e "invasión". Antes de eso, como miembro clave de una organización de legisladores conservadores, Abe consiguió borrar expresiones como "disculpa" y "nunca participar en la guerra" del proyecto de resolución.

La resolución fue aprobada y se convirtió en la base de la histórica Declaración Murayama que muestra arrepentimiento por la guerra.

Coincidiendo con la declaración del primer ministro Tomiichi Murayama, el grupo derechista Comité de Revisión Histórica, con Abe como miembro clave, publicó el libro "Gran Guerra de Asia", plagado de distorsiones de hechos históricos.

En 2005, la Dieta de Japón adoptó una resolución marcando el 60 aniversario del final de la guerra, sin palabras como "dominio colonial" o "invasión" en el documento, pero Abe, entonces secretario general del LDP, lo rechazó por "heredar" la resolución relacionada con la guerra publicada diez años antes.

Desde que asumiera su puesto como primer ministro por segunda vez, en 2012, Abe ha realizado varios comentarios polémicos sobre la agresión de su país durante la Segunda Guerra Mundial, y ha visitado el Santuario Yasukuni, ignorando las protestas de los países vecinos.

Más recientemente, ha revelado su intención de reemplazar la Declaración Murayama con la suya propia.

La tendencia revisionista de Abe ha provocado preocupaciones de que la llamada Declaración Abe pueda mostrar una historia aún más distorsionada.

En esfuerzos aparentes para enfrentar dichas preocupaciones tanto en su país como en el extranjero, Abe dijo en diferentes ocasiones que "heredará la Declaración Maruyama en general", pero que no utilizará exactamente los mismos términos.

No importa lo hábilmente que Abe utilice términos como "paz", "desarrollo", y "contribución" en su declaración, el documento no será otra cosa que un manifiesto revisionista si no utiliza palabras clave como "dominio colonial" e "invasión".

Los asuntos históricos han estado perjudicando las relaciones de Japón con China y con otros países asiáticos que sufrieron de la agresión colonial nipona.

Todo depende de Japón si opta por "llevar la carga de la historia o romper completamente con su pasado", según afirmó el ministro de Exteriores de China.

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