BEIJING, 10 mar (Xinhua) -- Cincuenta y seis años después de que el decimocuarto Dalai Lama huyera al extranjero luego de una fallida rebelión armada, el monje sigue tratando de desestabilizar al Tíbet, la región autónoma en el suroeste de China que alguna vez llamó hogar.
Seguidores del exiliado político que llevaban banderas protestaron hoy en la India y Nepal para instar a China a que ponga fin a su "colonización" de la tierra sagrada.
Los manifestantes conmemoraron el aniversario de la fallida rebelión del Dalai Lama en 1959, cuando un grupo de poderosos propietarios de siervos feudales tibetanos intentaron preservar la servidumbre, un sistema tan cruel, si no es que más, que el de la sociedad europea en la Edad de las Tinieblas.
Bajo la servidumbre, la expectativa de vida promedio de los tibetanos no era mayor a los 36 años de edad y a las esposas que tenían relaciones extramaritales se les cortaban la nariz y orejas como castigo.
Las protestas durante el aniversario, al que el Dalai Lama y sus seguidores se refieren como "Día de Levantamiento Tibetano", tuvieron lugar un día después de que un alto funcionario tibetano criticara la reciente afirmación del Dalai Lama de que la tradición budista tibetana de la reencarnación debe cesar cuando él muera, por considerarla una "profanación contra el Budismo tibetano".
Los observadores consideran que poner fin al sistema de reencarnación que se ha llevado a cabo durante cientos de años conduciría a una región budista desestabilizada.
Beijing ha dicho en repetidas ocasiones que la reencarnación del Dalai Lama debe apegarse estrictamente a la convención histórica y a los rituales religiosos requeridos del Budismo tibetano y que también debe ser aprobada por el gobierno central.
La confrontación se presentó cuando el Tíbet se prepara para un año lleno de aniversarios trascendentales, desafíos y oportunidades de desarrollo.
En 2015, el Dalai Lama cumplirá 80 años de edad, una ocasión que ya fue utilizada por el monje como una oportunidad para pregonar la independencia de facto del Tíbet.
"Durante los años pasados, el decimocuarto Dalai Lama y sus seguidores han estado tratando de extender su influencia en el país", opinó Wangdu, un diputado tibetano en la máxima legislatura de China. "Esto ha vuelto a la situación en el área fronteriza muy complicada y difícil de controlar", indicó.
El legislador, también un funcionario de alto nivel de la prefectura Nyingchi del Tíbet, pidió que se realicen más esfuerzos para combatir a la fuerza separatista y salvaguardar la estabilidad.
En septiembre, China conmemorará el aniversario 50 de la fundación de la región autónoma del Tíbet, que alberga a más de tres millones de residentes de diferentes grupos étnicos.
Este año también se celebra el aniversario 30 del envío de China de los primeros estudiantes tibetanos para que estudiaran en ciudades interiores con el fin de impulsar el desarrollo de la región del Himalaya sin litorales.
Ambos aniversarios servirán para recordar cómo el Tíbet, alguna vez una región atrasada, se ha desarrollado en las décadas pasadas.
"Cuando era niño solía vivir en una tienda de campaña. Pero ahora vivo en una construcción de estilo tibetano espaciosa y bien iluminada y ya no tengo que preocuparme por el alimento ni por el vestido", declaró Zhabsang de 51 años de edad, un funcionario que trabaja en la Administración de Educación y Deportes de la prefectura de Nagqu del Tíbet, históricamente un área de pastoreo. "Esa es la prueba del desarrollo y progreso del Tíbet", agregó.
"No debemos olvidar a los excavadores cuando bebamos agua del pozo", dijo Zhabsang, cuyos padres nacieron siendo siervos.
El lunes, Padma Choling, presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Regional Autónoma del Tíbet, dijo que el sentido de seguridad y de felicidad de los tibetanos se encuentran "en una altura histórica".
Los padres de Zhabsang solían charlar de los días en que no había comida ni ropa suficientes y de los castigos arbitrarios que imponían los propietarios de siervos. Ellos eran parte del millón de siervos o 90 por ciento de la población de la región en ese entonces, que bajo el sistema feudal simplemente eran considerados como "herramientas parlantes".
En 1959, la reforma democrática del Tíbet puso fin a la servidumbre, con lo que se emanciparon los esclavizados.
Desde su escape, el Dalai Lama, quien pregona persistentemente el amor y la compasión, y sus seguidores han instigado una serie de incidentes en búsqueda de una agenda separatista, entre ellos la mortal violencia que afectó al Tíbet en marzo de 2008.
En las áreas tibetanas de China no hubo repercusiones de las protestas de hoy en el extranjero. Turistas chinos y extranjeros muy animados tomaban fotos a lamas meditativos vestidos en trajes púrpuras, que hacían girar las ruedas de oración y que cantaban mantras.
Las autoridades chinas dijeron que la tierra sagrada, retratada por el Occidente como la ficticia "Shangri-la" en la tierra o como el "infierno bajo el régimen comunista", necesita desarrollo justo como cualquier otra parte del mundo.
"Los tibetanos no quieren más violencia como en marzo de 2008", dijo Menam Doje, un miembro tibetano del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, el máximo órgano legislativo del país, y pidió estabilidad y una mejor calidad de vida.
Se prevé que este año se despliegue un mayor crecimiento económico en el Tíbet, que ha mantenido un crecimiento de dos dígitos en las dos décadas pasadas.
En 2015, el Tíbet, aún una de las regiones más pobres de la segunda mayor economía del mundo, aspirará a mantener el crecimiento económico de 12 por ciento, el mismo que el año pasado y una cifra llamativa frente a la desacelerada economía de China.
El impulso de crecimiento ayudará a la región, donde cerca de 10 por ciento de la población regional vive bajo la línea nacional de la pobreza, a que alcance el nivel de otras áreas y cumpla la meta de China de construir una sociedad modestamente acomodada para el 2020.
Cerca de 50 legisladores y asesores políticos tibetanos, que están reunidos en Beijing, han hecho propuestas y sugerencias para el desarrollo de la región, incluida la construcción de más vías férreas con el fin de estimular la conectividad y la mejora del sistema de riego, con el fin de promover la agricultura que sigue dominando en la economía del Tíbet.