ESPECIAL: Caretas de Vida, una iniciativa de bioseguridad para personas de bajos recursos en Colombia

Actualizado 2020-04-23 05:18:30 | Spanish. xinhuanet. com

Por César Mariño García

COLOMBIA-SOACHA-COVID 19

SOACHA, 22 abril, 2020 (Xinhua) -- Imagen del 21 de abril de 2020 de Adán Fajardo, gerente y propietario de IMPREMPAQ, trabajando en la elaboración de máscaras protectoras en las instalaciones de la empresa, en el municipio de Soacha, en el suroeste de Bogotá, Colombia. Para afrontar el próximo levantamiento de la cuarentena, por lo menos para unos sectores de la sociedad, ha surgido entre algunos habitantes del municipio de Soacha una iniciativa de bioseguridad llamada "Caretas de Vida", que consiste en la fabricación en serie de máscaras antifluido, de bajo costo, elaboradas en polietileno reciclable. (Xinhua/Jhon Paz)

 BOGOTA, 22 abr (Xinhua) -- En el municipio de Soacha, en el suroeste de Bogotá, Colombia, los efectos económicos de la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19) se reflejan en la cantidad de trapos rojos pendiendo de las fachadas de las casas, un llamativo estandarte de quienes solicitan un auxilio alimentario del gobierno o la solidaridad de la comunidad para sobrellevar una cuarentena que ya completa 27 días, y se extenderá, por ahora, hasta el 11 de mayo.

A pesar de que en Soacha se registran apenas 40 casos confirmados de contagio y la muerte de un hombre de 72 años de edad por la pandemia, los más de 500.000 habitantes, cuya mayoría se dedica al comercio informal, al sector de la construcción y los servicios domésticos de la capital colombiana, tienen problemas para conseguir su alimento diario.

Para afrontar el próximo levantamiento de la cuarentena, por lo menos para unos sectores de la sociedad, ha surgido entre algunos habitantes del municipio una iniciativa de bioseguridad llamada "Caretas de Vida", que consiste en la fabricación en serie de máscaras antifluido, de bajo costo, elaboradas en polietileno reciclable.

"La mayoría de la gente de acá son vendedores ambulantes, no están afiliados ni a una caja de compensación, ni a una EPS (Entidad Promotora de Salud); mucha gente depende del gobierno y lastimosamente vamos a vivir en hacinamiento durante mucho tiempo", dijo a Xinhua Adán Fajardo, gerente y propietario de la empresa IMPREMPAQ, que fabrica las máscaras.

Trabajador durante 12 años en la fabricación de empaques para alimentos, Fajardo es propietario de la empresa IMPREMPAQ, una de las tantas afectadas por el aislamiento obligatorio preventivo que rige en Colombia desde el pasado 26 de marzo.

Su planta tuvo que ser reducida de 35 a 5 empleados; sin embargo, la llegada de la COVID-19 a su país supuso también el comienzo de un emprendimiento enfocado en una solución para los miles de personas de su comunidad que tienen que salir a trabajar y paliar el cese de actividades ordenado por el gobierno.

Al respecto, Fajardo señaló que "a nuestros viejitos no los podemos visitar porque no podemos ir, yo me pongo mi careta, me aíslo y voy a visitar a mi mamá, por lo menos la puedo ver, decirle que la amo mucho y que ella me vea".

"Mis abuelitos, mis papás, en vez de estar encerrados en las casas todo el tiempo porque la ley dice que no salgan los abuelos de setenta años, yo le pongo una máscara de éstas y lo llevo a la calle, y le digo por lo menos vemos gente pasar. Créame, la depresión nos los va a matar", agregó.

El dueño de la fábrica, a cuya planta de producción y asesoramiento se suman sus cuatro hijos, es consciente de que sus caretas son susceptibles de mejoras para alcanzar un estándar de calidad suficiente y poder ser distribuidas a diferentes sectores de la sociedad que deben enfrentar las posibilidades de un contagio, que ya ha dejado cerca de 200 personas fallecidas en Colombia.

"Esta careta se puede desbaratar, se puede lavar, esto es PET, el PET se puede mojar y se seca automáticamente. Además, a los médicos les va a funcionar muchísimo, ellos se pueden blindar. Solamente necesito una asesoría médica que me diga qué tenemos que corregirle y estamos dispuestos a hacerlo", recalcó.

Fajardo también aseguró que para solventar la crisis hace falta mucho más que salir a las calles a realizar protestas por la llegada de ayuda estatal, y espera la confluencia de empresarios en torno a su proyecto, del cual no espera sacar más ganancia que la de salvar vidas humanas.

La idea de las caretas surgió de un vecino de Adán Fajardo, el taxista Óscar Henao, quien al formar parte de los sectores exentos del aislamiento obligatorio, vio la necesidad de protegerse de contraer la enfermedad en el traslado diario de pasajeros en su vehículo.

Tras varios prototipos diseñados en su casa, Óscar recurrió a Adán y su experiencia en la fabricación de moldes plásticos para hacer realidad las caretas que hoy espera poder distribuir a un justo costo en su comunidad.

"Esto es un trabajo mancomunado, aquí todos los que estamos hemos aportado muchas ideas, hemos aportado muchas horas de trabajo, y es para todos porque yo puedo abrir un negocio con esta careta ya puesta, yo puedo dejar de contaminar gente con la carta puesta, puedo detener el virus un poco", dijo Henao a Xinhua.

El equipo de IMPREMPAQ trabaja hoy en el perfeccionamiento de un prototipo de careta de bajo costo para los trabajadores del sector de la construcción, que junto al sector de las manufacturas, estará exento de guardar la cuarentena a partir del próximo 27 de abril, tras una orden del gobierno de Iván Duque.

Cada careta fabricada por esta empresa tiene un costo inferior a los nueve dólares, una inversión razonable, según sus creadores, teniendo en cuenta que con ella pueden salvar muchas vidas.

Otras iniciativas, como pequeñas empresas de fabricación de alcohol desinfectante y la atención de personal del Ejército y profesionales de la salud, hacen que Adán Fajardo, su familia y equipo trabajador vean con esperanza el desarrollo de un producto cargado de altruismo y fortaleza para enfrentar la COVID-19, y con él contrarrestar la cifra de contagios que hasta hoy supera los 4.000 casos confirmados en Colombia.

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SOACHA, 22 abril, 2020 (Xinhua) -- Imagen del 21 de abril de 2020 de Adán Fajardo, gerente y propietario de IMPREMPAQ, trabajando en la elaboración de máscaras protectoras en las instalaciones de la empresa, en el municipio de Soacha, en el suroeste de Bogotá, Colombia. Para afrontar el próximo levantamiento de la cuarentena, por lo menos para unos sectores de la sociedad, ha surgido entre algunos habitantes del municipio de Soacha una iniciativa de bioseguridad llamada "Caretas de Vida", que consiste en la fabricación en serie de máscaras antifluido, de bajo costo, elaboradas en polietileno reciclable. (Xinhua/Jhon Paz)

 BOGOTA, 22 abr (Xinhua) -- En el municipio de Soacha, en el suroeste de Bogotá, Colombia, los efectos económicos de la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19) se reflejan en la cantidad de trapos rojos pendiendo de las fachadas de las casas, un llamativo estandarte de quienes solicitan un auxilio alimentario del gobierno o la solidaridad de la comunidad para sobrellevar una cuarentena que ya completa 27 días, y se extenderá, por ahora, hasta el 11 de mayo.

A pesar de que en Soacha se registran apenas 40 casos confirmados de contagio y la muerte de un hombre de 72 años de edad por la pandemia, los más de 500.000 habitantes, cuya mayoría se dedica al comercio informal, al sector de la construcción y los servicios domésticos de la capital colombiana, tienen problemas para conseguir su alimento diario.

Para afrontar el próximo levantamiento de la cuarentena, por lo menos para unos sectores de la sociedad, ha surgido entre algunos habitantes del municipio una iniciativa de bioseguridad llamada "Caretas de Vida", que consiste en la fabricación en serie de máscaras antifluido, de bajo costo, elaboradas en polietileno reciclable.

"La mayoría de la gente de acá son vendedores ambulantes, no están afiliados ni a una caja de compensación, ni a una EPS (Entidad Promotora de Salud); mucha gente depende del gobierno y lastimosamente vamos a vivir en hacinamiento durante mucho tiempo", dijo a Xinhua Adán Fajardo, gerente y propietario de la empresa IMPREMPAQ, que fabrica las máscaras.

Trabajador durante 12 años en la fabricación de empaques para alimentos, Fajardo es propietario de la empresa IMPREMPAQ, una de las tantas afectadas por el aislamiento obligatorio preventivo que rige en Colombia desde el pasado 26 de marzo.

Su planta tuvo que ser reducida de 35 a 5 empleados; sin embargo, la llegada de la COVID-19 a su país supuso también el comienzo de un emprendimiento enfocado en una solución para los miles de personas de su comunidad que tienen que salir a trabajar y paliar el cese de actividades ordenado por el gobierno.

Al respecto, Fajardo señaló que "a nuestros viejitos no los podemos visitar porque no podemos ir, yo me pongo mi careta, me aíslo y voy a visitar a mi mamá, por lo menos la puedo ver, decirle que la amo mucho y que ella me vea".

"Mis abuelitos, mis papás, en vez de estar encerrados en las casas todo el tiempo porque la ley dice que no salgan los abuelos de setenta años, yo le pongo una máscara de éstas y lo llevo a la calle, y le digo por lo menos vemos gente pasar. Créame, la depresión nos los va a matar", agregó.

El dueño de la fábrica, a cuya planta de producción y asesoramiento se suman sus cuatro hijos, es consciente de que sus caretas son susceptibles de mejoras para alcanzar un estándar de calidad suficiente y poder ser distribuidas a diferentes sectores de la sociedad que deben enfrentar las posibilidades de un contagio, que ya ha dejado cerca de 200 personas fallecidas en Colombia.

"Esta careta se puede desbaratar, se puede lavar, esto es PET, el PET se puede mojar y se seca automáticamente. Además, a los médicos les va a funcionar muchísimo, ellos se pueden blindar. Solamente necesito una asesoría médica que me diga qué tenemos que corregirle y estamos dispuestos a hacerlo", recalcó.

Fajardo también aseguró que para solventar la crisis hace falta mucho más que salir a las calles a realizar protestas por la llegada de ayuda estatal, y espera la confluencia de empresarios en torno a su proyecto, del cual no espera sacar más ganancia que la de salvar vidas humanas.

La idea de las caretas surgió de un vecino de Adán Fajardo, el taxista Óscar Henao, quien al formar parte de los sectores exentos del aislamiento obligatorio, vio la necesidad de protegerse de contraer la enfermedad en el traslado diario de pasajeros en su vehículo.

Tras varios prototipos diseñados en su casa, Óscar recurrió a Adán y su experiencia en la fabricación de moldes plásticos para hacer realidad las caretas que hoy espera poder distribuir a un justo costo en su comunidad.

"Esto es un trabajo mancomunado, aquí todos los que estamos hemos aportado muchas ideas, hemos aportado muchas horas de trabajo, y es para todos porque yo puedo abrir un negocio con esta careta ya puesta, yo puedo dejar de contaminar gente con la carta puesta, puedo detener el virus un poco", dijo Henao a Xinhua.

El equipo de IMPREMPAQ trabaja hoy en el perfeccionamiento de un prototipo de careta de bajo costo para los trabajadores del sector de la construcción, que junto al sector de las manufacturas, estará exento de guardar la cuarentena a partir del próximo 27 de abril, tras una orden del gobierno de Iván Duque.

Cada careta fabricada por esta empresa tiene un costo inferior a los nueve dólares, una inversión razonable, según sus creadores, teniendo en cuenta que con ella pueden salvar muchas vidas.

Otras iniciativas, como pequeñas empresas de fabricación de alcohol desinfectante y la atención de personal del Ejército y profesionales de la salud, hacen que Adán Fajardo, su familia y equipo trabajador vean con esperanza el desarrollo de un producto cargado de altruismo y fortaleza para enfrentar la COVID-19, y con él contrarrestar la cifra de contagios que hasta hoy supera los 4.000 casos confirmados en Colombia.

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