ESPECIAL: Cuando China descubrió Cuba

Actualizado 2019-02-18 00:52:49 | Spanish. xinhuanet. com

CUBA-HABANA-CHINA-EXPOSICION

Imagen del 15 de febrero de 2019, de una mujer observando una pieza de porcelana china del Siglo XIX, exhibida en el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) de La Habana, capital de Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 17 feb (Xinhua) -- Los estudios del cubano Yosvanis Fornaris en la Universidad de la Cerámica de Jingdezhen, en la provincia oriental china de Jiangxi, dieron sus primeros frutos: el joven arqueólogo acaba de determinar el momento del inicio de los contactos comerciales de ida y vuelta entre Cuba y China.

Con la curaduría de Fornaris, en el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) de La Habana, se exhiben desde el viernes pasado más de 40 piezas de porcelana china del Siglo XIX, y entre ellas algunas expresamente encargadas por familias de la más rancia burguesía cubana.

Las investigaciones del joven académico hallaron la primera evidencia del vínculo comercial directo entre cubanos y chinos, plasmado sobre algunas de las hermosas vajillas, como la del Marqués de Almendares o la de la potentada Luisa Calvo, esta última conformada por más de 200 piezas.

"China no conocía de Cuba. Esta es la primera vez que China conoce de Cuba. Por lo menos demostrable a través del arte", afirmó Fornaris a Xinhua poco antes de inaugurar la exposición.

Algunos individuos, debido al rol desempeñado en la sociedad colonial cubana de la época, recibieron títulos nobiliarios de los Reyes de España, o sencillamente tenían suficiente capacidad económica como para comprar aquellas hermosas porcelanas chinas.

Por lo regular, para celebrar el ascenso social o simplemente por el deseo de tener una buena pieza, las encargaban a través de España, que tenía una oficina comercial en Filipinas, muy cerca de la actual Guangzhou (capital de la provincia sureña china de Guangdong), lo que constituye el primer intercambio conocido entre Cuba y China.

Esas piezas, además de los típicos motivos costumbristas chinos, presentan la heráldica propia del título nobiliario otorgado o el nombre del propietario, lo que fue copiado y elaborado por los ceramistas que trabajaron en los hornos chinos.

Los productos chinos llegaban Cuba con cierta regularidad, cada vez que anclaba en La Habana el llamado Galeón de Manila, como se conocía a la flota española que cruzaba el océano Pacífico una o dos veces por año para enlazar la actual capital de Filipinas y los puertos coloniales de España en América.

Fornaris explicó que ese era un vínculo unidireccional, porque entonces llegaban a La Habana productos chinos, pero no eran por encargo, sino partidas de mercancía general que se podía o no comprar.

En sus indagaciones académicas, el arqueólogo contó con la asesoría y ayuda del afamado especialista chino Cao Jianwen, quien fue su tutor durante los cuatro años en que cursó la maestría en arqueología en Jingdezhen, concluida en julio del pasado año.

La cooperación de Cao, además, le permitió conformar una excelente exposición con los fondos del MNAD, en la que resalta la exuberante riqueza de los esmaltes, la diversidad de matices, el efectismo cromático y la textura vítrea.

Fornaris, considerado como uno de los mejores expertos americanos en su área, señaló que la porcelana es un material que se cuece a 1.200 grados, y por eso admite cambios de temperatura y humedad, e incluso albergar ácido.

"Por lo tanto, es un material noble a la hora de conservación, y por eso tenemos en la colección del museo tantas y tan buenas piezas", apuntó el académico cubano, de 35 años, fanático de Industriales, el equipo de béisbol de la capital cubana.

Los valiosos fondos del museo habanero atesoran unas 1.200 piezas de la colección de porcelana china, la mayor de la isla.

Tras su provechosa estancia en China, Fornaris regresó a Cuba en julio último, y apenas dos semanas después preparó e inauguró la exposición "El esplendor de la porcelana china en el Siglo XVIII", que sirvió para celebrar el 54º aniversario del museo.

Ahora, al tiempo que elabora un artículo para una revista especializada, Fornaris prepara un "Estudio del coleccionismo de porcelana china en Cuba", un texto que pretende sea la tesis del doctorado que espera realizar en China en los próximos años.

Mientras llega el momento de regresar a China, pone todo su esfuerzo en la catalogación de la colección del museo habanero, y en seguir investigando las huellas de la antigua porcelana china, ahora que develó el momento cuando China descubrió Cuba.

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Imagen del 15 de febrero de 2019, de una mujer observando una pieza de porcelana china del Siglo XIX, exhibida en el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) de La Habana, capital de Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 17 feb (Xinhua) -- Los estudios del cubano Yosvanis Fornaris en la Universidad de la Cerámica de Jingdezhen, en la provincia oriental china de Jiangxi, dieron sus primeros frutos: el joven arqueólogo acaba de determinar el momento del inicio de los contactos comerciales de ida y vuelta entre Cuba y China.

Con la curaduría de Fornaris, en el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) de La Habana, se exhiben desde el viernes pasado más de 40 piezas de porcelana china del Siglo XIX, y entre ellas algunas expresamente encargadas por familias de la más rancia burguesía cubana.

Las investigaciones del joven académico hallaron la primera evidencia del vínculo comercial directo entre cubanos y chinos, plasmado sobre algunas de las hermosas vajillas, como la del Marqués de Almendares o la de la potentada Luisa Calvo, esta última conformada por más de 200 piezas.

"China no conocía de Cuba. Esta es la primera vez que China conoce de Cuba. Por lo menos demostrable a través del arte", afirmó Fornaris a Xinhua poco antes de inaugurar la exposición.

Algunos individuos, debido al rol desempeñado en la sociedad colonial cubana de la época, recibieron títulos nobiliarios de los Reyes de España, o sencillamente tenían suficiente capacidad económica como para comprar aquellas hermosas porcelanas chinas.

Por lo regular, para celebrar el ascenso social o simplemente por el deseo de tener una buena pieza, las encargaban a través de España, que tenía una oficina comercial en Filipinas, muy cerca de la actual Guangzhou (capital de la provincia sureña china de Guangdong), lo que constituye el primer intercambio conocido entre Cuba y China.

Esas piezas, además de los típicos motivos costumbristas chinos, presentan la heráldica propia del título nobiliario otorgado o el nombre del propietario, lo que fue copiado y elaborado por los ceramistas que trabajaron en los hornos chinos.

Los productos chinos llegaban Cuba con cierta regularidad, cada vez que anclaba en La Habana el llamado Galeón de Manila, como se conocía a la flota española que cruzaba el océano Pacífico una o dos veces por año para enlazar la actual capital de Filipinas y los puertos coloniales de España en América.

Fornaris explicó que ese era un vínculo unidireccional, porque entonces llegaban a La Habana productos chinos, pero no eran por encargo, sino partidas de mercancía general que se podía o no comprar.

En sus indagaciones académicas, el arqueólogo contó con la asesoría y ayuda del afamado especialista chino Cao Jianwen, quien fue su tutor durante los cuatro años en que cursó la maestría en arqueología en Jingdezhen, concluida en julio del pasado año.

La cooperación de Cao, además, le permitió conformar una excelente exposición con los fondos del MNAD, en la que resalta la exuberante riqueza de los esmaltes, la diversidad de matices, el efectismo cromático y la textura vítrea.

Fornaris, considerado como uno de los mejores expertos americanos en su área, señaló que la porcelana es un material que se cuece a 1.200 grados, y por eso admite cambios de temperatura y humedad, e incluso albergar ácido.

"Por lo tanto, es un material noble a la hora de conservación, y por eso tenemos en la colección del museo tantas y tan buenas piezas", apuntó el académico cubano, de 35 años, fanático de Industriales, el equipo de béisbol de la capital cubana.

Los valiosos fondos del museo habanero atesoran unas 1.200 piezas de la colección de porcelana china, la mayor de la isla.

Tras su provechosa estancia en China, Fornaris regresó a Cuba en julio último, y apenas dos semanas después preparó e inauguró la exposición "El esplendor de la porcelana china en el Siglo XVIII", que sirvió para celebrar el 54º aniversario del museo.

Ahora, al tiempo que elabora un artículo para una revista especializada, Fornaris prepara un "Estudio del coleccionismo de porcelana china en Cuba", un texto que pretende sea la tesis del doctorado que espera realizar en China en los próximos años.

Mientras llega el momento de regresar a China, pone todo su esfuerzo en la catalogación de la colección del museo habanero, y en seguir investigando las huellas de la antigua porcelana china, ahora que develó el momento cuando China descubrió Cuba.

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