ENTREVISTA: China y Latinoamérica entrelazan culturas e idiomas para compensar sus barreras geográficas

Actualizado 2018-11-23 16:15:14 | Spanish. xinhuanet. com

Por Valentina Bastías

CHILE-SANTIAGO-CHINA-ENTREVISTA-INSTITUTOS CONFUCIO-ROBERTO LAFONTAINE

SANTIAGO, noviembre 29, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 16 de noviembre de 2018, del director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine, participando en una entrevista con la Agencia de Noticias Xinhua, en Santiago, capital de Chile. "Enseñar un idioma sin cultura es absolutamente vano. Son diferentes en las formas en que percibes la vida, las prioridades, pero todo eso se amalgama a medida que se conocen ambas culturas", dijo el director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine. Son 40 Instituto Confucio y 12 salones en toda América Latina, en los que estudian más de 100,000 alumnos, de los cuales alrededor de 500 al año viajan becados a China, atraídos por el idioma, las tradiciones milenarias chinas y el interés por los actuales avances del país asiático. (Xinhua/Jorge Villegas)

SANTIAGO, 23 nov (Xinhua) -- La chilena Angely Melipil dejó por primera vez su ciudad natal, la sureña Temuco, para conocer la lejana China, algo que ni en sueños pensó que le sucedería a los 25 años.

Por otro lado, el chileno viñamarino Carlos González aprendió el idioma y partió a fundar su propio colegio en la prefectura de Hefei, con solo 26 años y estudios avanzados de habla y escritura de la lengua china.

El director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine, destacó estas y otras historias en una entrevista en Santiago con Xinhua, en la que habló sobre lo trascendental que se ha vuelto el aprendizaje de la cultura y el idioma chinos en los países de la región.

"Enseñar un idioma sin cultura es absolutamente vano. Son diferentes en las formas en que percibes la vida, las prioridades, pero todo eso se amalgama a medida que se conocen ambas culturas", dijo Lafontaine, quien cumple la labor de coordinar los Instituto Confucio de Latinoamérica, dedicados a difundir el conocimiento chino.

Son 40 Instituto Confucio y 12 salones en toda América Latina, en los que estudian más de 100.000 alumnos, de los cuales alrededor de 500 al año viajan becados a China, atraídos por el idioma, las tradiciones milenarias chinas y el interés por los actuales avances del país asiático.

"China ya no es un misterio para los latinoamericanos y la manera de poner en contacto a estos pueblos es mostrar la cultura más allá de lo tradicional, y en eso hemos jugado un rol", declaró el director, quien calculó que más de un millón de latinoamericanos asisten anualmente a las actividades que realizan estos centros, repartidos desde México al extremo sur de Chile.

Desde la creación en 2004 de los Instituto Confucio por parte del gobierno chino, y la apertura de su centro regional en 2014, se han llevado a cabo varias decenas de exposiciones de arte, encuentros de cine, de música y de literatura, con el propósito de forjar un vínculo y establecer una conexión entre ambos países.

"Quisimos buscar a los intelectuales; acercar a los escritores chinos a los latinoamericanos. Hicimos giras de escritores, los que tradujeron obras chinas al español o al portugués, y al revés", describió Lafontaine.

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SANTIAGO, noviembre 29, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 16 de noviembre de 2018, del director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine, participando en una entrevista con la Agencia de Noticias Xinhua, en Santiago, capital de Chile. "Enseñar un idioma sin cultura es absolutamente vano. Son diferentes en las formas en que percibes la vida, las prioridades, pero todo eso se amalgama a medida que se conocen ambas culturas", dijo el director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine. Son 40 Instituto Confucio y 12 salones en toda América Latina, en los que estudian más de 100,000 alumnos, de los cuales alrededor de 500 al año viajan becados a China, atraídos por el idioma, las tradiciones milenarias chinas y el interés por los actuales avances del país asiático. (Xinhua/Jorge Villegas)

Los Instituto Confucio adaptan su enseñanza a la geografía en la que se ubican; son mitad local y mitad chinos. Funcionan dentro de universidades, bajo el reglamento de cada establecimiento, "por lo tanto, no es algo chino implantado en otro país, lo que ha jugado un lugar muy importante en las relaciones bilaterales de los últimos años", añadió.

"Los latinoamericanos somos distintos, aprendemos de una manera diferente a cómo aprenden los chinos", precisó el director, quien aseguró que esto ha significado un interesante desafío para los docentes del país asiático que viajan a incorporarse a los institutos y centros de América Latina.

Afirmó que "de ser algo exótico, los latinoamericanos pasaron a ser atractivos, modernos. Por el otro lado, China dejó de ser la que producía productos de bajo costo y pasó a ser importante en tecnologías, infraestructura, y con todo tipo de literatos, poetas y cineastas, entre otros".

Actualmente, son varias las universidades latinoamericanas que mantienen acuerdos con universidades chinas, lo que ha abierto un sinnúmero de posibilidades para los habitantes de ambos hemisferios, a través de intercambios, becas y oportunidades laborales. En definitiva "un cambio de vida".

"En este minuto, aprender chino mandarín es una diferenciación absoluta dentro del mercado laboral y eso ha beneficiado a muchísimas personas", describió el directivo, subrayando las crecientes relaciones económicas, lo que ha significado una mayor llegada e inversiones de las empresas del país asiático a la región.

Remarcó que pese a las diferencias, "el chino y el latinoamericano son bastante semejantes y se encuentran en áreas comunes como la música y el arte", además de contar con "valores comunes como la familia y el respeto", lo que vuelve más fácil el proceso de adaptación para aquellos estudiantes que deciden ir al extranjero.

Son muchos los chinos que han elegido Latinoamérica para formarse en español, entre los que Lafontaine recordó a una alumna becada que provenía de la provincia de Anhui, "quien al llegar a Chile solo sabía decir 'hola', pero al cabo de nueve meses hablaba un español perfecto".

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SANTIAGO, noviembre 29, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 16 de noviembre de 2018, del director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine, participando en una entrevista con la Agencia de Noticias Xinhua, en Santiago, capital de Chile. "Enseñar un idioma sin cultura es absolutamente vano. Son diferentes en las formas en que percibes la vida, las prioridades, pero todo eso se amalgama a medida que se conocen ambas culturas", dijo el director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine. Son 40 Instituto Confucio y 12 salones en toda América Latina, en los que estudian más de 100,000 alumnos, de los cuales alrededor de 500 al año viajan becados a China, atraídos por el idioma, las tradiciones milenarias chinas y el interés por los actuales avances del país asiático. (Xinhua/Jorge Villegas)

"Los alumnos que van a China y los chinos que vienen a Latinoamérica se acostumbran rápidamente, son muchos los que van a estudiar el idioma chino por un semestre o un año, y luego se quedan estudiando carreras o posgrados", detalló.

Un latino demora en promedio 3 o 4 años en incorporar la lengua china en un nivel avanzado, pero lo que más cuesta es la escritura, según la autoridad. Sin embargo, "si aprendes desde el inicio con una buena metodología, se logra en un tiempo prudente, al igual que lo que toma aprender cualquier otro idioma", agregó.

Apuntó además que el chino no es un idioma complejo de hablar, ni de construir, como lo es el español "debido a sus conjugaciones y tiempos", no obstante los estudiantes asiáticos han demostrado "su facilidad para aprender otro idioma".

"Las posibilidades que se abren son muchísimas, pero depende de cada uno si las toma o las deja", afirmó recalcando que se han dado numerosos casos "de alumnos que se han transformado en iconos de las buenas relaciones entre Latinoamérica y China".

En Chile, el chino mandarín es el segundo idioma más estudiado de acuerdo a la cantidad de alumnos, después del inglés. En esto contribuyó un convenio que la Sede Central de los Institutos Confucio y la Oficina del Consejo Internacional para la Lengua China (conocida como Hanban) firmó con el Ministerio de Educación sudamericano, para impulsar su enseñanza en los colegios públicos.

Los Instituto Confucio de Chile además han acordado un acercamiento con diversas municipalidades, colegios, universidades y comunidades locales desde Arica a Punta Arenas, con pupilos que varían en edades, desde la básica escolar hasta ancianos.

"Este idioma ha ido entrando, primero por un interés y búsqueda de algo distinto, pero luego por un asunto concreto, que es el crecimiento y consolidación de las relaciones", aseveró Lafontaine.

Con casi una década de experiencia, concluyó que no solo los chinos necesitan mostrarse al mundo, sino que los latinos "también necesitamos ser conocidos en China", con el objeto de transmitir esa identidad única y a la vez heterogénea que caracteriza a la región.

 
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Por Valentina Bastías

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SANTIAGO, noviembre 29, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 16 de noviembre de 2018, del director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine, participando en una entrevista con la Agencia de Noticias Xinhua, en Santiago, capital de Chile. "Enseñar un idioma sin cultura es absolutamente vano. Son diferentes en las formas en que percibes la vida, las prioridades, pero todo eso se amalgama a medida que se conocen ambas culturas", dijo el director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine. Son 40 Instituto Confucio y 12 salones en toda América Latina, en los que estudian más de 100,000 alumnos, de los cuales alrededor de 500 al año viajan becados a China, atraídos por el idioma, las tradiciones milenarias chinas y el interés por los actuales avances del país asiático. (Xinhua/Jorge Villegas)

SANTIAGO, 23 nov (Xinhua) -- La chilena Angely Melipil dejó por primera vez su ciudad natal, la sureña Temuco, para conocer la lejana China, algo que ni en sueños pensó que le sucedería a los 25 años.

Por otro lado, el chileno viñamarino Carlos González aprendió el idioma y partió a fundar su propio colegio en la prefectura de Hefei, con solo 26 años y estudios avanzados de habla y escritura de la lengua china.

El director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine, destacó estas y otras historias en una entrevista en Santiago con Xinhua, en la que habló sobre lo trascendental que se ha vuelto el aprendizaje de la cultura y el idioma chinos en los países de la región.

"Enseñar un idioma sin cultura es absolutamente vano. Son diferentes en las formas en que percibes la vida, las prioridades, pero todo eso se amalgama a medida que se conocen ambas culturas", dijo Lafontaine, quien cumple la labor de coordinar los Instituto Confucio de Latinoamérica, dedicados a difundir el conocimiento chino.

Son 40 Instituto Confucio y 12 salones en toda América Latina, en los que estudian más de 100.000 alumnos, de los cuales alrededor de 500 al año viajan becados a China, atraídos por el idioma, las tradiciones milenarias chinas y el interés por los actuales avances del país asiático.

"China ya no es un misterio para los latinoamericanos y la manera de poner en contacto a estos pueblos es mostrar la cultura más allá de lo tradicional, y en eso hemos jugado un rol", declaró el director, quien calculó que más de un millón de latinoamericanos asisten anualmente a las actividades que realizan estos centros, repartidos desde México al extremo sur de Chile.

Desde la creación en 2004 de los Instituto Confucio por parte del gobierno chino, y la apertura de su centro regional en 2014, se han llevado a cabo varias decenas de exposiciones de arte, encuentros de cine, de música y de literatura, con el propósito de forjar un vínculo y establecer una conexión entre ambos países.

"Quisimos buscar a los intelectuales; acercar a los escritores chinos a los latinoamericanos. Hicimos giras de escritores, los que tradujeron obras chinas al español o al portugués, y al revés", describió Lafontaine.

CHILE-SANTIAGO-CHINA-ENTREVISTA-INSTITUTOS CONFUCIO-ROBERTO LAFONTAINE

SANTIAGO, noviembre 29, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 16 de noviembre de 2018, del director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine, participando en una entrevista con la Agencia de Noticias Xinhua, en Santiago, capital de Chile. "Enseñar un idioma sin cultura es absolutamente vano. Son diferentes en las formas en que percibes la vida, las prioridades, pero todo eso se amalgama a medida que se conocen ambas culturas", dijo el director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine. Son 40 Instituto Confucio y 12 salones en toda América Latina, en los que estudian más de 100,000 alumnos, de los cuales alrededor de 500 al año viajan becados a China, atraídos por el idioma, las tradiciones milenarias chinas y el interés por los actuales avances del país asiático. (Xinhua/Jorge Villegas)

Los Instituto Confucio adaptan su enseñanza a la geografía en la que se ubican; son mitad local y mitad chinos. Funcionan dentro de universidades, bajo el reglamento de cada establecimiento, "por lo tanto, no es algo chino implantado en otro país, lo que ha jugado un lugar muy importante en las relaciones bilaterales de los últimos años", añadió.

"Los latinoamericanos somos distintos, aprendemos de una manera diferente a cómo aprenden los chinos", precisó el director, quien aseguró que esto ha significado un interesante desafío para los docentes del país asiático que viajan a incorporarse a los institutos y centros de América Latina.

Afirmó que "de ser algo exótico, los latinoamericanos pasaron a ser atractivos, modernos. Por el otro lado, China dejó de ser la que producía productos de bajo costo y pasó a ser importante en tecnologías, infraestructura, y con todo tipo de literatos, poetas y cineastas, entre otros".

Actualmente, son varias las universidades latinoamericanas que mantienen acuerdos con universidades chinas, lo que ha abierto un sinnúmero de posibilidades para los habitantes de ambos hemisferios, a través de intercambios, becas y oportunidades laborales. En definitiva "un cambio de vida".

"En este minuto, aprender chino mandarín es una diferenciación absoluta dentro del mercado laboral y eso ha beneficiado a muchísimas personas", describió el directivo, subrayando las crecientes relaciones económicas, lo que ha significado una mayor llegada e inversiones de las empresas del país asiático a la región.

Remarcó que pese a las diferencias, "el chino y el latinoamericano son bastante semejantes y se encuentran en áreas comunes como la música y el arte", además de contar con "valores comunes como la familia y el respeto", lo que vuelve más fácil el proceso de adaptación para aquellos estudiantes que deciden ir al extranjero.

Son muchos los chinos que han elegido Latinoamérica para formarse en español, entre los que Lafontaine recordó a una alumna becada que provenía de la provincia de Anhui, "quien al llegar a Chile solo sabía decir 'hola', pero al cabo de nueve meses hablaba un español perfecto".

CHILE-SANTIAGO-CHINA-ENTREVISTA-INSTITUTOS CONFUCIO-ROBERTO LAFONTAINE

SANTIAGO, noviembre 29, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 16 de noviembre de 2018, del director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine, participando en una entrevista con la Agencia de Noticias Xinhua, en Santiago, capital de Chile. "Enseñar un idioma sin cultura es absolutamente vano. Son diferentes en las formas en que percibes la vida, las prioridades, pero todo eso se amalgama a medida que se conocen ambas culturas", dijo el director del Centro Regional de los Institutos Confucio para América Latina, Roberto Lafontaine. Son 40 Instituto Confucio y 12 salones en toda América Latina, en los que estudian más de 100,000 alumnos, de los cuales alrededor de 500 al año viajan becados a China, atraídos por el idioma, las tradiciones milenarias chinas y el interés por los actuales avances del país asiático. (Xinhua/Jorge Villegas)

"Los alumnos que van a China y los chinos que vienen a Latinoamérica se acostumbran rápidamente, son muchos los que van a estudiar el idioma chino por un semestre o un año, y luego se quedan estudiando carreras o posgrados", detalló.

Un latino demora en promedio 3 o 4 años en incorporar la lengua china en un nivel avanzado, pero lo que más cuesta es la escritura, según la autoridad. Sin embargo, "si aprendes desde el inicio con una buena metodología, se logra en un tiempo prudente, al igual que lo que toma aprender cualquier otro idioma", agregó.

Apuntó además que el chino no es un idioma complejo de hablar, ni de construir, como lo es el español "debido a sus conjugaciones y tiempos", no obstante los estudiantes asiáticos han demostrado "su facilidad para aprender otro idioma".

"Las posibilidades que se abren son muchísimas, pero depende de cada uno si las toma o las deja", afirmó recalcando que se han dado numerosos casos "de alumnos que se han transformado en iconos de las buenas relaciones entre Latinoamérica y China".

En Chile, el chino mandarín es el segundo idioma más estudiado de acuerdo a la cantidad de alumnos, después del inglés. En esto contribuyó un convenio que la Sede Central de los Institutos Confucio y la Oficina del Consejo Internacional para la Lengua China (conocida como Hanban) firmó con el Ministerio de Educación sudamericano, para impulsar su enseñanza en los colegios públicos.

Los Instituto Confucio de Chile además han acordado un acercamiento con diversas municipalidades, colegios, universidades y comunidades locales desde Arica a Punta Arenas, con pupilos que varían en edades, desde la básica escolar hasta ancianos.

"Este idioma ha ido entrando, primero por un interés y búsqueda de algo distinto, pero luego por un asunto concreto, que es el crecimiento y consolidación de las relaciones", aseveró Lafontaine.

Con casi una década de experiencia, concluyó que no solo los chinos necesitan mostrarse al mundo, sino que los latinos "también necesitamos ser conocidos en China", con el objeto de transmitir esa identidad única y a la vez heterogénea que caracteriza a la región.

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