BRASILIA, 28 ago (Xinhua) -- La Iniciativa de la Franja y la Ruta que impulsa China converge con la fuerte demanda de infraestructura en Suramérica, por lo que puede convertirse en una importante palanca para el desarrollo económico de la región en los próximos años.
Así lo consideró el politólogo brasileño Diego Pautasso, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Federal de Río Grande do Sul (UFRGS) e integrante del Grupo Sino-Latinoamericano de Pesquisa sobre Integración en América del Sur, de la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (Unila).
Para el experto, América del Sur tiene un gran déficit de integración de infraestructura en todas sus dimensiones: energética, de transporte y de comunicación debido a factores históricos y geográficos.
"Gran parte de la población brasileña se sitúa en la costa este, y gran parte de la población de los países de lengua española, en el Pacífico. Entonces tenemos el gran corazón de América del Sur con poca ocupación y la infraestructura entre una parte y la otra es muy precaria", explicó.
La necesidad de integración en infraestructura había sido constatada por los gobiernos con el lanzamiento de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) en 2000, que después se incorporó a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) a través de su Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento.
"Los sobresaltos económicos y políticos de la región no permitieron que la mayor parte de esos proyectos fuese implementada en la velocidad necesaria", apuntó Pautasso.
Brasil era un país con condiciones para sostener ese proceso de integración de infraestructura por contar con mecanismos de financiamiento y grandes empresas de ingeniería, pero las propuestas fueron interrumpidas con la crisis política y económica de los últimos años.
Para el profesor, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que podría dar respuesta a esa necesidad, aún está siendo discutida de manera insuficiente en la academia y en la opinión pública brasileñas.
"Acostumbro decir en mis textos que es el proyecto chino de globalización. Es un elemento que nortea (fija) la actuación internacional de China y la tentativa de crear un orden internacional un poco más estable y ecuánime frente a esa otra globalización neoliberal desencadenada por Estados Unidos a partir de los años 90, con el fin de la Guerra Fría", señaló.
La iniciativa, propuesta por China en 2013, busca la conectividad de infraestructuras, negocios y entre los pueblos a lo largo y más allá de las antiguas rutas comerciales de la Ruta de la Seda, construyendo una nueva plataforma para la cooperación internacional y nuevos motores de crecimiento.
La propuesta se centra en cinco pilares, que son la coordinación de políticas, la conexión de infraestructuras e instalaciones, la eliminación de trabas al comercio, la integración financiera y el estrechamiento de los lazos entre los pueblos.
El interés en Brasil por la iniciativa china se refleja, por ejemplo, en la creación de un Grupo de Cooperación sobre China y la Iniciativa de la Franja y la Ruta lanzada en mayo por la Fundación Maurício Grabois y la Fundación Perseu Abramo, dos "think tanks" brasileños, de los cuales Pautasso es uno de los conferencistas.
"Es un proyecto muy relevante para ser discutido. Aunque fue iniciada como de ámbito regional euro-asiático, enseguida pasó a abarcar el cuerno de Africa y tiene sus derivaciones en América Latina", dijo.
"Eso converge con una demanda gigantesca en América Latina por infraestructura, porque sin infraestructura no se consigue sostener ningún proceso de desarrollo", agregó.
En el caso de Brasil, la Iniciativa de la Franja y la Ruta se inscribe en una relación existente entre los dos países de mucha densidad, que abarca el plano comercial y económico, científico y tecnológico, y también político.
Además de mantener una asociación estratégica integral, China y Brasil son socios en el grupo BRICS, que reúne también a Rusia, India y Sudáfrica.
"China percibe a Brasil como un grande de América del Sur, del hemisferio sur, y como un país estratégico en el ámbito de los BRICS y de la emergencia de un mundo multipolar. Creo que es posible que China pueda entrar con más fuerza en el sector de infraesctructura de Brasil", señaló.
Recordó que las grandes empresas brasileñas de infraestructura están debilitadas después de las investigaciones anticorrupción de la Operación Lava Jato (lavadero), y los mecanismos de financiamiento, como el estatal Banco de Desarrollo Económico y Social (BNDES), fueron afectados por la crisis.
Para el académico brasileño, las áreas que deberían ser prioritarias en la inversión en infraestructura son ferrocarrilles, mobilidad urbana, vivienda y saneamiento.
"La infraestructura brasileña carece de grandes inversiones, por ejemplo, en ferrocarriles. Brasil es un país continental y no construyó nada en esa área desde inicios del siglo XX. No existen prácticamente barreras geográficas y el transporte ocurre todo por vía rodoviária (estación de autobús), con costo mayor y costo ambiental mayor", explicó Pautasso.
Las ciudades brasileñas, por otra parte, enfrentan una situación "insostenible" desde el punto de vista de la mobilidad urbana, con grandes embotellamientos, y el transporte público es muy precario.
"China, por su parte, es un país que tiene un 'know how' (saber como) increíble, por ejemplo en la construcción de metros y trenes de alta velocidad", recordó.