Por Raúl Menchaca
Imagen del 25 de mayo de 2018 de una vista de las instalaciones de un hotel perteneciente a la isla Cayo Coco del archipiélago Jardines del Rey, en la provincia de Ciego de Avila, en el centro de Cuba. "Aquello era como una guerra, pero sin muertos", afirmó el subdelegado del Ministerio de Turismo (Mintur) de Cuba, Lessner Gómez, al rememorar el paso, a fines del año pasado, del huracán Irma por los cayos del archipiélago cubano de Jardines del Rey. Gómez afirmó que en la central provincia de Ciego de Avila vivió momentos de angustia durante el azote del meteoro, que dañó todas las instalaciones en los cayos Coco y Guillermo, ambos de Jardines del Rey. En esas dos pequeñas islas, que pertenecen a esa jurisdicción provincial, hoy parece que no ha sucedido nada, pues el trabajo conjunto de varios organismos permitió una rápida recuperación de ese demandado destino turístico cubano. Irma azotó la zona el 9 de septiembre y el 28 de octubre se reabrió la primera de las instalaciones dañadas. En noviembre, los entonces 16 hoteles de Jardines del Rey estaban abiertos y ocupados por miles de vacacionistas, que asistieron al renacer de ese destino turístico, conectado a tierra firme, por el litoral norte de Ciego de Avila, a través del primer pedraplén construido en Cuba. Cayo Coco y Cayo Guillermo atesoran 18 playas, que ocupan más de 36 kilómetros de longitud, y la duna costera es la más alta del Caribe, con algunos puntos donde alcanza los 16 metros. Como destino turístico, que está a punto de cumplir 25 años, tiene un ambicioso programa de desarrollo, a partir del potencial para llegar hasta a unas 24.000 plazas de alojamiento de las poco más de 7.000 con que cuenta en la actualidad para recibir anualmente unos 500.000 visitantes. El plan de desarrollo del archipiélago prevé continuar construyendo hasta llegar a 43 hoteles, en los que se alojarán cada año 1 millón 500.000 vacacionistas, límite establecido para crecer de manera "amigable" con el medio ambiente. La apuesta cubana por el desarrollo turístico en Jardines del Rey está llamada a convertir el lugar en la simbólica perla de la corona del soberano de la economía cubana. (Xinhua/Raúl Menchaca)
JARDINES DEL REY, Cuba, 16 jun (Xinhua) -- "Aquello era como una guerra, pero sin muertos", afirmó con vehemencia el subdelegado del Ministerio de Turismo (Mintur) de Cuba, Lessner Gómez, al rememorar el paso, a fines del año pasado, del huracán Irma por los cayos del archipiélago cubano de Jardines del Rey.
Gómez afirmó que en la central provincia de Ciego de Avila vivió momentos de angustia durante el azote del meteoro, que dañó todas las instalaciones en los cayos Coco y Guillermo, ambos de Jardines del Rey.
En esas dos pequeñas islas, que pertenecen a esa jurisdicción provincial, hoy parece que no ha sucedido nada, pues el trabajo conjunto de varios organismos permitió una rápida recuperación de ese demandado destino turístico cubano.
Irma azotó la zona el 9 de septiembre y el 28 de octubre se reabrió la primera de las instalaciones dañadas.
"Las instalaciones hoteleras sufrieron daños sobre todo en los techos, la marquetería y la cristalería. Los ranchones de playa fueron casi todas destruidos por el mar, pero hoy ya se puede ver otra imagen", dijo Gómez con visible orgullo.
En noviembre, los entonces 16 hoteles de Jardines del Rey estaban abiertos y ocupados por miles de vacacionistas, que asistieron al renacer de ese destino turístico, conectado a tierra firme, por el litoral norte de Ciego de Avila, a través del primer pedraplén construido en Cuba.
Esa vía, que se construyó lanzando gruesas piedra sobre el mar, tiene 17 kilómetros de longitud y cruza por la Bahía de los Perros hasta llegar a un entorno paradisíaco, cuya belleza permite comprender por qué el conquistador español Diego Velázquez, nombró el lugar en honor al Rey Fernando II de Aragón, llamado El Católico.
Cuenta la historia que Velázquez quiso, de esa forma, congraciarse con el Rey español en el año 1514, luego de que en el año 1500 Cristóbal Colón nombrara como Jardines de la Reina a un hermoso archipiélago del sur de Cuba.
Cayo Coco y Cayo Guillermo atesoran 18 playas, que ocupan más de 36 kilómetros de longitud, y la duna costera es la más alta del Caribe, con algunos puntos donde alcanza los 16 metros.
Contradictoriamente, el paso del meteoro benefició a las playas del lugar, que unos meses antes recibieron un vertimiento de arena cuyo costo superó los 8 millones de dólares.
La zona es un invernadero propicio para millares de aves migratorias y posee una barrera coralina, considerada por muchos como la segunda del planeta, características que lo hacen un lugar extremadamente rico en biodiversidad y con un alto endemismo.
Como destino turístico, que está a punto de cumplir 25 años, tiene un ambicioso programa de desarrollo, a partir del potencial para llegar hasta a unas 24.000 plazas de alojamiento de las poco más de 7.000 con que cuenta en la actualidad para recibir anualmente unos 500.000 visitantes.
"Podemos ser uno de los grandes destinos turísticos nacionales" , dice con convicción a Xinhua el académico Eduardo Veiga, un profesor universitario implicado en los planes de crecimiento del lugar.
Grandes cadenas internacionales como Sol Meliá, Iberostar, Pestana, Acor, Memories y Sercotel tienen presencia en ese punto de la geografía cubana, junto a las empresas hoteleras del país Gran Caribe y Cubanacán, y los grupos hoteleros Gaviota e Islazul.
"Jardines del Rey no es sólo sol y playa es también historia y naturaleza. Hoy el destino turístico tiene mejores condiciones, mejoras y un nuevo producto para enfrentar la temporada alta. Queremos que las personas se lleven un buen recuerdo", afirmó Gómez.
El plan de desarrollo del archipiélago prevé continuar construyendo hasta llegar a 43 hoteles, en los que se alojarán cada año 1 millón 500.000 vacacionistas, límite establecido para crecer de manera "amigable" con el medio ambiente.
La apuesta cubana por el desarrollo turístico en Jardines del Rey está llamada a convertir el lugar en la simbólica perla de la corona del soberano de la economía cubana.
