ESPECIAL: Fábrica de vidrio soplado en Argentina conserva técnica milenaria

Actualizado 2018-05-11 07:27:49 | Spanish. xinhuanet. com

(1)ARGENTINA-EZPELETA-FABRICA-VIDRIO SOPLADO

Un trabajador le da forma a la base de una copa de vidrio en la fábrica de vidrio soplado "Cooperativa El Progreso", en la ciudad de Ezpeleta, Argentina, el 10 de mayo de 2018. (Xinhua/Martín Zabala)

EZPELETA, Argentina, 10 may (Xinhua) -- Una fábrica de vidrio soplado ubicada en Ezpeleta, en la periferia sur de Buenos Aires, conserva una técnica milenaria.

Se trata de la cooperativa "El Progreso", en Ezpeleta, partido de Quilmes, un establecimiento que conserva las técnicas milenarias del modelado a mano del vidrio, técnicas muy bien apreciadas por los más exigentes de los mercados del mundo.

Los productos que allí se elaboran pueden hallarse en países como Estados Unidos, Cuba, Chile y Uruguay.

En la década del 40 del siglo pasado, un grupo de operarios de la histórica fabrica Riogolleau, de la cercana localidad de Berazategui, decidió mantener vivo el oficio que aprendieron desde pequeños, al ver que la fabricación artesanal de artículos de vidrio se perdía frente a los procesos de automatización.

Así, el 20 de abril de 1947 nació la Cooperativa "El Progreso", que desde entonces se destaca por elaborar productos de cristalería fina, cristalería para gastronomía, productos de iluminación, regalos y perfumería.

Raúl Ferreyra, uno de los socios de la cooperativa, ofició como anfitrión de Xinhua durante un recorrido por el lugar, en medio del ir y venir de trabajadores, y explicó detalles de la historia y la actualidad de la cooperativa.

"El trabajo es totalmente artesanal, manual. Esta cooperativa cumplió 71 años el 20 de abril. Nunca cambiamos el sistema y se trabaja con caña, pincitas, todo a boca, muy, muy manualmente", resaltó el hombre.

La cooperativa realiza sus productos con la técnica del vidrio soplado que se conserva y pasa de generación en generación.

La producción es artesanal, pieza por pieza, con un riguroso control de calidad, por el cual, en caso de haber una pieza con fallas, se rompe de modo que el vidrio roto vuelve a la mezcla que ingresa al horno, donde las temperaturas llegan a los 1.400 grados Celsius.

"Es un horno de casi 30.000 kilos, el principal, y hay otro que está parado. El trabajo es continuo", explicó Ferreyra.

La principal "competencia" de la cooperativa es la "tecnificación".

"Se nos hace difícil competir contra las máquinas, por la cantidad y la velocidad que tienen, pero tratamos de competir con la calidad del vidrio. Tenemos una fórmula por la cual sacamos un muy buen vidrio. Las empresas automatizadas también sacan un muy buen vidrio, estamos parejos, pero tratamos también en la calidad del producto fino, delicado, pelear el mercado por ese lado", explicó.

"Hacemos productos a medida, tenemos muchos clientes que traen la moldería, fabricamos el producto para ellos solamente, pero le exigimos que se lleve el total de la producción de un turno de seis horas de trabajo", precisó el integrante de la cooperativa.

La cooperativa tuvo épocas "de muchísimo trabajo" y otras "en las que aflojó. El problema que tenemos siempre son los costos fijos, porque el gas se gasta lo mismo, y cuando nos baja el trabajo nos pone en aprietos, porque la boleta es la misma y no se puede trasladar al precio del producto", admitió Ferreyra.

Ahora, entre los aumentos de tarifas en los servicios públicos y una apertura de la importación de mercancías, el panorama resulta complicado, pero la entidad "da pelea con el valor agregado" del trabajo artesanal, puntualizó el cooperativista.

Ferreyra dijo que el oficio se mantiene vivo al pasarse de adultos a los más jóvenes.

"A algunos les lleva muchos años, y a otros, como en todo oficio y como en toda profesión, son 'Maradona' y aprenden más rápido, pero igual les lleva su tiempo. La forma que tenemos es practicar todos los días, más en los trabajos más difíciles".

"El oficio se hace practicando, no se necesita haber estudiado. Todos los días, practicando, se logra ser un soplador", afirmó el experto.

De cara al futuro del oficio, Ferreyra resaltó que se le "aprende a querer. Muchos dicen 'el vidrio me corre por las venas'. Te tiene que gustar. Es un desafío".

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ESPECIAL: Fábrica de vidrio soplado en Argentina conserva técnica milenaria

Spanish.xinhuanet.com 2018-05-11 07:27:49

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Un trabajador le da forma a la base de una copa de vidrio en la fábrica de vidrio soplado "Cooperativa El Progreso", en la ciudad de Ezpeleta, Argentina, el 10 de mayo de 2018. (Xinhua/Martín Zabala)

EZPELETA, Argentina, 10 may (Xinhua) -- Una fábrica de vidrio soplado ubicada en Ezpeleta, en la periferia sur de Buenos Aires, conserva una técnica milenaria.

Se trata de la cooperativa "El Progreso", en Ezpeleta, partido de Quilmes, un establecimiento que conserva las técnicas milenarias del modelado a mano del vidrio, técnicas muy bien apreciadas por los más exigentes de los mercados del mundo.

Los productos que allí se elaboran pueden hallarse en países como Estados Unidos, Cuba, Chile y Uruguay.

En la década del 40 del siglo pasado, un grupo de operarios de la histórica fabrica Riogolleau, de la cercana localidad de Berazategui, decidió mantener vivo el oficio que aprendieron desde pequeños, al ver que la fabricación artesanal de artículos de vidrio se perdía frente a los procesos de automatización.

Así, el 20 de abril de 1947 nació la Cooperativa "El Progreso", que desde entonces se destaca por elaborar productos de cristalería fina, cristalería para gastronomía, productos de iluminación, regalos y perfumería.

Raúl Ferreyra, uno de los socios de la cooperativa, ofició como anfitrión de Xinhua durante un recorrido por el lugar, en medio del ir y venir de trabajadores, y explicó detalles de la historia y la actualidad de la cooperativa.

"El trabajo es totalmente artesanal, manual. Esta cooperativa cumplió 71 años el 20 de abril. Nunca cambiamos el sistema y se trabaja con caña, pincitas, todo a boca, muy, muy manualmente", resaltó el hombre.

La cooperativa realiza sus productos con la técnica del vidrio soplado que se conserva y pasa de generación en generación.

La producción es artesanal, pieza por pieza, con un riguroso control de calidad, por el cual, en caso de haber una pieza con fallas, se rompe de modo que el vidrio roto vuelve a la mezcla que ingresa al horno, donde las temperaturas llegan a los 1.400 grados Celsius.

"Es un horno de casi 30.000 kilos, el principal, y hay otro que está parado. El trabajo es continuo", explicó Ferreyra.

La principal "competencia" de la cooperativa es la "tecnificación".

"Se nos hace difícil competir contra las máquinas, por la cantidad y la velocidad que tienen, pero tratamos de competir con la calidad del vidrio. Tenemos una fórmula por la cual sacamos un muy buen vidrio. Las empresas automatizadas también sacan un muy buen vidrio, estamos parejos, pero tratamos también en la calidad del producto fino, delicado, pelear el mercado por ese lado", explicó.

"Hacemos productos a medida, tenemos muchos clientes que traen la moldería, fabricamos el producto para ellos solamente, pero le exigimos que se lleve el total de la producción de un turno de seis horas de trabajo", precisó el integrante de la cooperativa.

La cooperativa tuvo épocas "de muchísimo trabajo" y otras "en las que aflojó. El problema que tenemos siempre son los costos fijos, porque el gas se gasta lo mismo, y cuando nos baja el trabajo nos pone en aprietos, porque la boleta es la misma y no se puede trasladar al precio del producto", admitió Ferreyra.

Ahora, entre los aumentos de tarifas en los servicios públicos y una apertura de la importación de mercancías, el panorama resulta complicado, pero la entidad "da pelea con el valor agregado" del trabajo artesanal, puntualizó el cooperativista.

Ferreyra dijo que el oficio se mantiene vivo al pasarse de adultos a los más jóvenes.

"A algunos les lleva muchos años, y a otros, como en todo oficio y como en toda profesión, son 'Maradona' y aprenden más rápido, pero igual les lleva su tiempo. La forma que tenemos es practicar todos los días, más en los trabajos más difíciles".

"El oficio se hace practicando, no se necesita haber estudiado. Todos los días, practicando, se logra ser un soplador", afirmó el experto.

De cara al futuro del oficio, Ferreyra resaltó que se le "aprende a querer. Muchos dicen 'el vidrio me corre por las venas'. Te tiene que gustar. Es un desafío".

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