ESPECIAL: Jubilada argentina relata experiencia en medio del debate sobre pensiones

Actualizado 2018-03-09 00:20:09 | Spanish. xinhuanet. com

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BUENOS AIRES, marzo 8, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 7 de marzo de 2018 de Carmina Roig, de 76 años de edad, preparándo un mate en la cocina de su apartamento, en la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. (Xinhua/Martín Zabala)

Por Victoria Argüello

BUENOS AIRES, 8 mar (Xinhua) -- En Argentina unas 6,8 millones de personas son beneficiarias del sistema jubilatorio, cifra que ha abierto un debate sobre el modo de organizar el régimen previsional en el país sudamericano.

Alrededor 11,7 millones de personas son las que aportan al fondo de pensiones, según datos de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), lo que significa que para algunos existe un problema "estructural" en el Sistema de Reparto Estatal.

La discusión depende del "cristal con que se mire", ya que por un lado, el Estado asegura maniobrar para garantizar las jubilaciones y pensiones, y por el otro, la población longeva aboga por recursos que le permitan sobrevivir.

Es el caso de Carmina Roig, quien tiene 76 años de edad, es de origen francés y fue criada en Uruguay.

Roig, abuela, actriz de teatro y quien radica de forma legal en Buenos Aires desde hace 20 años, no pudo optar por la capitalización tras migrar, pese a haber trabajado durante más de dos décadas.

"Trabajé 20 años cuidando enfermos. Soy instrumentadora quirúrgica, pero cuando vine a Argentina no encontré trabajo. Entonces el trabajo inmediato era cuidar a enfermos y fui de una familia a otra, pero ninguna hizo los aportes", relató Roig a Xinhua desde su apartamento en el Barrio Colegiales en Buenos Aires.

Hace 5 años, Roig pudo acceder a una jubilación moratoria, por la cual "todavía está pagando".

Narró a Xinhua que para ello tuvo que reunir pruebas y testigos de su actividad laboral, trámites que pese al tiempo posibilitaron su ingreso al sistema.

Las "jubilaciones por moratoria" fueron aplicadas durante los gobiernos de los ex presidentes Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015).

Permitieron el ingreso de 3,6 millones de personas al sistema previsional, luego de que los ciudadanos que nunca cotizaron al servicio jubilatorio pudieron saldar sus aportes y acceder.

"Como tenía la posibilidad de la moratoria, tuve que hacer un montón de trámites. Primero tener la residencia legal que me tardó mucho tiempo, pero hubo testigos que demostraron que yo había hecho esos trabajos y en base a eso pude jubilarme", comentó Roig.

La entrevistada recibe la jubilación mínima que hoy en día ronda en los 7.000 pesos (unos 350 dólares).

Comentó que este monto le alcanza para cubrir gastos básicos como alquiler de vivienda y alimentos, pero aún requiere de ayuda familiar para poder suplir todas sus necesidades.

Para cubrir la compra de medicamentos, Roig cuenta con el apoyo de sus tres hijas, además de realizar trabajos adicionales que le ayudan a compensar todos los gastos.

"Sin embargo, yo vengo de una familia de guerra, vengo de Europa, y supe desde pequeña que era economizar siempre, por eso vivo bien", afirmó.

La jubilación de la cual es beneficiaria es pública, mensual y gestionada a través de la Administración Nacional de la Seguridad Social, es decir del Estado argentino.

La jubilada comentó que pese a ser un monto bajo, es un recurso seguro para poder llevar su vida adelante a pesar de la austeridad, además de que la jubilación "es necesaria" para "dignificar la vejez".

El pasado 15 de febrero, el gobierno argentino oficializó el primero de cuatro aumentos a las jubilaciones y pensiones previstos en 2018, en medio de una controvertida ley que estableció modificaciones a la movilidad jubilatoria.

El nuevo incremento, que quedó estipulado en 5,71 por ciento, se realiza con un novedoso cálculo que toma en cuenta el 70 por ciento de la inflación y el 30 por ciento de la evolución de un índice de salario llamado Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores (Ripte).

Para muchos beneficiarios, la medida implica un "recorte" abierto a las jubilaciones, por la cual el Estado dejará de pagar en materia de haberes al menos 100.000 millones de pesos (unos 5.000 millones de dólares) al año.

Otras personas, en cambio, sugieren que es una decisión necesaria si se sincera la cantidad reducida de aportantes, que no corresponde con las personas que ya entraron a la vejez y que ya no pueden capitalizar.

En la actualidad, Roig ha iniciado un proyecto de dramaturgia llamado "La muñeca de porcelana", cuyo tema central es la estancia de su madre en un geriátrico en Buenos Aires.

"Para mí el teatro es una válvula de escape, pero además ha sido una vocación de siempre. Yo desde siempre quise ser actriz y ahora lo logré", celebró la entrevistada.

Reconocer la vejez como un derecho es para Roig una tarea ineludible y urgente hoy en día, que no debe pasarse por alto, pues ello indica el nivel de compromiso y reconocimiento de una sociedad hacia quienes se han esforzado en tiempos pasados.

 

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BUENOS AIRES, marzo 8, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 7 de marzo de 2018 de Carmina Roig, de 76 años de edad, preparándo un mate en la cocina de su apartamento, en la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. (Xinhua/Martín Zabala)

Por Victoria Argüello

BUENOS AIRES, 8 mar (Xinhua) -- En Argentina unas 6,8 millones de personas son beneficiarias del sistema jubilatorio, cifra que ha abierto un debate sobre el modo de organizar el régimen previsional en el país sudamericano.

Alrededor 11,7 millones de personas son las que aportan al fondo de pensiones, según datos de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), lo que significa que para algunos existe un problema "estructural" en el Sistema de Reparto Estatal.

La discusión depende del "cristal con que se mire", ya que por un lado, el Estado asegura maniobrar para garantizar las jubilaciones y pensiones, y por el otro, la población longeva aboga por recursos que le permitan sobrevivir.

Es el caso de Carmina Roig, quien tiene 76 años de edad, es de origen francés y fue criada en Uruguay.

Roig, abuela, actriz de teatro y quien radica de forma legal en Buenos Aires desde hace 20 años, no pudo optar por la capitalización tras migrar, pese a haber trabajado durante más de dos décadas.

"Trabajé 20 años cuidando enfermos. Soy instrumentadora quirúrgica, pero cuando vine a Argentina no encontré trabajo. Entonces el trabajo inmediato era cuidar a enfermos y fui de una familia a otra, pero ninguna hizo los aportes", relató Roig a Xinhua desde su apartamento en el Barrio Colegiales en Buenos Aires.

Hace 5 años, Roig pudo acceder a una jubilación moratoria, por la cual "todavía está pagando".

Narró a Xinhua que para ello tuvo que reunir pruebas y testigos de su actividad laboral, trámites que pese al tiempo posibilitaron su ingreso al sistema.

Las "jubilaciones por moratoria" fueron aplicadas durante los gobiernos de los ex presidentes Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015).

Permitieron el ingreso de 3,6 millones de personas al sistema previsional, luego de que los ciudadanos que nunca cotizaron al servicio jubilatorio pudieron saldar sus aportes y acceder.

"Como tenía la posibilidad de la moratoria, tuve que hacer un montón de trámites. Primero tener la residencia legal que me tardó mucho tiempo, pero hubo testigos que demostraron que yo había hecho esos trabajos y en base a eso pude jubilarme", comentó Roig.

La entrevistada recibe la jubilación mínima que hoy en día ronda en los 7.000 pesos (unos 350 dólares).

Comentó que este monto le alcanza para cubrir gastos básicos como alquiler de vivienda y alimentos, pero aún requiere de ayuda familiar para poder suplir todas sus necesidades.

Para cubrir la compra de medicamentos, Roig cuenta con el apoyo de sus tres hijas, además de realizar trabajos adicionales que le ayudan a compensar todos los gastos.

"Sin embargo, yo vengo de una familia de guerra, vengo de Europa, y supe desde pequeña que era economizar siempre, por eso vivo bien", afirmó.

La jubilación de la cual es beneficiaria es pública, mensual y gestionada a través de la Administración Nacional de la Seguridad Social, es decir del Estado argentino.

La jubilada comentó que pese a ser un monto bajo, es un recurso seguro para poder llevar su vida adelante a pesar de la austeridad, además de que la jubilación "es necesaria" para "dignificar la vejez".

El pasado 15 de febrero, el gobierno argentino oficializó el primero de cuatro aumentos a las jubilaciones y pensiones previstos en 2018, en medio de una controvertida ley que estableció modificaciones a la movilidad jubilatoria.

El nuevo incremento, que quedó estipulado en 5,71 por ciento, se realiza con un novedoso cálculo que toma en cuenta el 70 por ciento de la inflación y el 30 por ciento de la evolución de un índice de salario llamado Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores (Ripte).

Para muchos beneficiarios, la medida implica un "recorte" abierto a las jubilaciones, por la cual el Estado dejará de pagar en materia de haberes al menos 100.000 millones de pesos (unos 5.000 millones de dólares) al año.

Otras personas, en cambio, sugieren que es una decisión necesaria si se sincera la cantidad reducida de aportantes, que no corresponde con las personas que ya entraron a la vejez y que ya no pueden capitalizar.

En la actualidad, Roig ha iniciado un proyecto de dramaturgia llamado "La muñeca de porcelana", cuyo tema central es la estancia de su madre en un geriátrico en Buenos Aires.

"Para mí el teatro es una válvula de escape, pero además ha sido una vocación de siempre. Yo desde siempre quise ser actriz y ahora lo logré", celebró la entrevistada.

Reconocer la vejez como un derecho es para Roig una tarea ineludible y urgente hoy en día, que no debe pasarse por alto, pues ello indica el nivel de compromiso y reconocimiento de una sociedad hacia quienes se han esforzado en tiempos pasados.

 

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