ESPECIAL: Fusterlandia, el arte en función de la comunidad en Cuba

Actualizado 2018-01-28 00:17:17 | Spanish. xinhuanet. com

(1)CUBA-HABANA-CULTURA-PROYECTO-SERIE

LA HABANA, enero 27, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 25 de enero de 2018 de una mujer caminando frente a la fachada de una vivienda pintada con la imagen del fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, vivienda beneficiada por el proyecto cultural comunitario encabezado por el pintor y escultor cubano José Antonio Rodríguez Fuster, "La alegría de vivir", en el poblado de Jaimanitas en La Habana, Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 27 ene (Xinhua) -- Jaimanitas es un pintoresco pueblo costero del extremo oeste de La Habana, Cuba, que se ha convertido en un inusual atractivo para turistas con la consolidación de lo que muchos llaman Fusterlandia, un proyecto cultural comunitario encabezado por el pintor y escultor cubano José Antonio Rodríguez Fuster.

Desde hace 25 años, Fuster, como todos lo llaman, toma parte de las ganancias proporcionadas por la venta de sus obras y las emplea en el mejoramiento de lo que entonces era una lejana localidad de pescadores.

El artista, quien se considera un fruto de la obra educacional de la revolución encabezada por el fallecido Fidel Castro, comenzó la transformación de Jaimanitas en pleno Período Especial, como llaman en la isla a la crisis económica generada a inicios de los 90, tras la desaparición del socialismo europeo.

"Era un momento muy desafortunado para nuestra economía y entonces yo me vi con dinero y decidí empezar a invertir en la comunidad", dijo el artista a Xinhua.

Desde el punto de vista artístico, Fuster confiesa que esa crisis coincidió con un momento en que lienzos y cartulinas no le alcanzaban para expresarse, por lo que recurrió a los muros de su casa y de las de los vecinos, en una larga batalla por vencer la reticencia y los prejuicios de la gente que en ese momento solo se preocupaba por sobrevivir.

Tomando el título de una obra del pintor español Pablo Picasso (1881-1973), de quien se considera "ferviente admirador", organizó el proyecto "La alegría de vivir", que poco a poco pobló a Jaimanitas de obras con clara influencia de Picasso y del también español Antonio Gaudí (1852-1926), así como del rumano Constantín Brancusi (1876-1957).

En la actualidad, la huella artística de Fuster se puede apreciar sobre las fachadas de más de 150 casas de la localidad, entre ellas la del Médico de la Familia, además de dos paradas de ómnibus y varios espacios públicos.

"Yo siempre soñé con que el arte tenía que servir para algo, pues no concibo un arte elitista", aseguró mientras con un gesto señalaba hacia el barrio, convertido en un colorido y extravagante laberinto de azulejos y baldosas.

El antaño humilde barrio ahora es una explosión de arte y creatividad que tiene como epicentro la propia casa del artista, el Taller Estudio José Fuster, una residencia de grandes dimensiones decorada desde el techo hasta los cimientos con esculturas, pinturas y, sobre todo, con mosaicos de todos los colores y motivos imaginables.

A punto de cumplir 72 años, Fuster es visto por sus vecinos como un salvador que convirtió a Jaimanitas en Fusterlandia, como lo denominó hace unos años el periodista estadounidense Tracey Eaton, del diario Dallas Morning News.

"Todo el que vive aquí se siente orgulloso que la gente venga a ver un pedazo de playa "perdida", que se convierte en algo importante, aseveró un colaborador y vecino de Fuster, el también artista plástico Max Delgado, quien entre risas afirma que Jaimanitas entró en el mapa de Cuba con Fusterlandia .

En igual sentido hablaron Marianela Leyva y su esposo Nelson Almaguer, quienes son dueños de una modesta galería de arte, casi en la entrada de la localidad pesquera, en la que venden artesanías y obras plásticas de sus hijos gemelos Nelson y Alvaro, de 22 años.

"Ha hecho un beneficio para toda la comunidad, porque ha ayudado a todos a mejorar la calidad de vida", afirmó Leyva mientras su esposo asentía con la cabeza.

Los gemelos Nelson y Alvaro se consideran como la continuidad del proyecto "La alegría de vivir", pues desde pequeños se incorporaron a un taller de alfarería dirigido por Fuster quien les enseñó a moldear el barro.

Después, ambos artistas estudiaron cuatro años en la escuela de Instructores de Arte y ahora cursan el tercer año de una universidad pedagógica de La Habana para licenciarse como profesores de arte.

Los dos jóvenes artistas, en cuya obra de estilo naif se descubre la influencia de Fuster, aspiran a darle continuidad a un proyecto que no detuvo ni el violento golpe del ciclón Irma, que azotó casi toda la costa norte de Cuba en septiembre último.

El mar entró más de 60 metros en el pueblo y derribó un largo muro de contención que el artista ahora ha reconstruido y remodelado con ayuda de la comunidad y de otros amigos artistas.

Fuster, que vive en Jaimanitas desde 1975, nació en Caibarién, otro pueblo costero del centro del litoral norte de Cuba, y a los 14 años se hizo maestro voluntario para enseñar a leer y escribir a campesinos de las montañas de Sierra Maestra, aunque más tarde estudió arte en La Habana.

Desde 1966 es artista profesional y tiene en su carrera más de un centenar de exposiciones personales y más de 500 colectivas, dentro y fuera de Cuba.

El artista ama jugar ajedrez, un juego que "me permite pensar y organizar mi cabeza", y que parece contradecir la personalidad extrovertida y bromista de la que hace gala constante.

A pesar del éxito personal, Fuster no deja de enfrascarse en proyectos comunitarios y ahora está empeñado en construir un Anfiteatro y un sitio de recreación para los jóvenes de Jaimanitas, un pequeño pueblo que el arte ha convertido en Fusterlandia.

 

   1 2 3 4 5 6 7 8   

 
Para cualquier sugerencia o consulta puede ponerse en contacto con nosotros a través del siguiente correo
electrónico:spanish@xinhuanet.com
分享

ESPECIAL: Fusterlandia, el arte en función de la comunidad en Cuba

Spanish.xinhuanet.com 2018-01-28 00:17:17

(1)CUBA-HABANA-CULTURA-PROYECTO-SERIE

LA HABANA, enero 27, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 25 de enero de 2018 de una mujer caminando frente a la fachada de una vivienda pintada con la imagen del fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, vivienda beneficiada por el proyecto cultural comunitario encabezado por el pintor y escultor cubano José Antonio Rodríguez Fuster, "La alegría de vivir", en el poblado de Jaimanitas en La Habana, Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 27 ene (Xinhua) -- Jaimanitas es un pintoresco pueblo costero del extremo oeste de La Habana, Cuba, que se ha convertido en un inusual atractivo para turistas con la consolidación de lo que muchos llaman Fusterlandia, un proyecto cultural comunitario encabezado por el pintor y escultor cubano José Antonio Rodríguez Fuster.

Desde hace 25 años, Fuster, como todos lo llaman, toma parte de las ganancias proporcionadas por la venta de sus obras y las emplea en el mejoramiento de lo que entonces era una lejana localidad de pescadores.

El artista, quien se considera un fruto de la obra educacional de la revolución encabezada por el fallecido Fidel Castro, comenzó la transformación de Jaimanitas en pleno Período Especial, como llaman en la isla a la crisis económica generada a inicios de los 90, tras la desaparición del socialismo europeo.

"Era un momento muy desafortunado para nuestra economía y entonces yo me vi con dinero y decidí empezar a invertir en la comunidad", dijo el artista a Xinhua.

Desde el punto de vista artístico, Fuster confiesa que esa crisis coincidió con un momento en que lienzos y cartulinas no le alcanzaban para expresarse, por lo que recurrió a los muros de su casa y de las de los vecinos, en una larga batalla por vencer la reticencia y los prejuicios de la gente que en ese momento solo se preocupaba por sobrevivir.

Tomando el título de una obra del pintor español Pablo Picasso (1881-1973), de quien se considera "ferviente admirador", organizó el proyecto "La alegría de vivir", que poco a poco pobló a Jaimanitas de obras con clara influencia de Picasso y del también español Antonio Gaudí (1852-1926), así como del rumano Constantín Brancusi (1876-1957).

En la actualidad, la huella artística de Fuster se puede apreciar sobre las fachadas de más de 150 casas de la localidad, entre ellas la del Médico de la Familia, además de dos paradas de ómnibus y varios espacios públicos.

"Yo siempre soñé con que el arte tenía que servir para algo, pues no concibo un arte elitista", aseguró mientras con un gesto señalaba hacia el barrio, convertido en un colorido y extravagante laberinto de azulejos y baldosas.

El antaño humilde barrio ahora es una explosión de arte y creatividad que tiene como epicentro la propia casa del artista, el Taller Estudio José Fuster, una residencia de grandes dimensiones decorada desde el techo hasta los cimientos con esculturas, pinturas y, sobre todo, con mosaicos de todos los colores y motivos imaginables.

A punto de cumplir 72 años, Fuster es visto por sus vecinos como un salvador que convirtió a Jaimanitas en Fusterlandia, como lo denominó hace unos años el periodista estadounidense Tracey Eaton, del diario Dallas Morning News.

"Todo el que vive aquí se siente orgulloso que la gente venga a ver un pedazo de playa "perdida", que se convierte en algo importante, aseveró un colaborador y vecino de Fuster, el también artista plástico Max Delgado, quien entre risas afirma que Jaimanitas entró en el mapa de Cuba con Fusterlandia .

En igual sentido hablaron Marianela Leyva y su esposo Nelson Almaguer, quienes son dueños de una modesta galería de arte, casi en la entrada de la localidad pesquera, en la que venden artesanías y obras plásticas de sus hijos gemelos Nelson y Alvaro, de 22 años.

"Ha hecho un beneficio para toda la comunidad, porque ha ayudado a todos a mejorar la calidad de vida", afirmó Leyva mientras su esposo asentía con la cabeza.

Los gemelos Nelson y Alvaro se consideran como la continuidad del proyecto "La alegría de vivir", pues desde pequeños se incorporaron a un taller de alfarería dirigido por Fuster quien les enseñó a moldear el barro.

Después, ambos artistas estudiaron cuatro años en la escuela de Instructores de Arte y ahora cursan el tercer año de una universidad pedagógica de La Habana para licenciarse como profesores de arte.

Los dos jóvenes artistas, en cuya obra de estilo naif se descubre la influencia de Fuster, aspiran a darle continuidad a un proyecto que no detuvo ni el violento golpe del ciclón Irma, que azotó casi toda la costa norte de Cuba en septiembre último.

El mar entró más de 60 metros en el pueblo y derribó un largo muro de contención que el artista ahora ha reconstruido y remodelado con ayuda de la comunidad y de otros amigos artistas.

Fuster, que vive en Jaimanitas desde 1975, nació en Caibarién, otro pueblo costero del centro del litoral norte de Cuba, y a los 14 años se hizo maestro voluntario para enseñar a leer y escribir a campesinos de las montañas de Sierra Maestra, aunque más tarde estudió arte en La Habana.

Desde 1966 es artista profesional y tiene en su carrera más de un centenar de exposiciones personales y más de 500 colectivas, dentro y fuera de Cuba.

El artista ama jugar ajedrez, un juego que "me permite pensar y organizar mi cabeza", y que parece contradecir la personalidad extrovertida y bromista de la que hace gala constante.

A pesar del éxito personal, Fuster no deja de enfrascarse en proyectos comunitarios y ahora está empeñado en construir un Anfiteatro y un sitio de recreación para los jóvenes de Jaimanitas, un pequeño pueblo que el arte ha convertido en Fusterlandia.

 

   1 2 3 4 5 6 7 8 >>  

010020070760000000000000011100001369299011