Imagen del 17 de agosto de 2017 de (de izq. a der.) Wang Wenchao, Zhang Xin, Zhang Na, Wang Junfeng, Liu Qingsong, Liu Jing, Lin Wenchu y Ren Tao, posando en los institutos de Ciencias Físicas de Hefei de la Academia de Ciencias de China en Hefei, capital de la provincia de Anhui, en el este de China. (Xinhua/Guo Chen)
HEFEI, 26 ago (Xinhua) -- Cuando Wang Junfeng, un investigador de posdoctorado chino de la Facultad de Medicina de Harvard, dijo a su esposa en 2009 que iban a renunciar a la vida que llevaban en América para trasladarse a una pequeña isla en el este China, la mujer no entendía de qué le hablaba.
Ahora llevan en la isla ocho años y Wang se ha labrado allí una impresionante carrera investigadora.
Ubicada en las afueras de Hefei, capital de la provincia oriental china de Anhui, la isla, donde tienen su sede más de 10 institutos de investigación y trabajan más de 1.000 investigadores como Wang, ha sido bautizada como "Isla de la Ciencia".
Siete de los investigadores chinos colegas de Wang en Harvard decidieron seguir sus pasos. Ahora que ya llevan años establecidos en la isla, consideran que es un lugar ideal para llevar a cabo su investigación tranquilamente.
EL FIN DEL PARAÍSO FORÁNEO
Muchos estudiantes universitarios chinos acudieron a países desarrollados como Estados Unidos en la década de los 90 y a principios del siglo XXI para continuar sus estudios y profesiones con la ayuda de equipos de investigación más avanzados.
Wang Wenchao y Zhang Xin estaban entre ellos. La pareja, que ahora vive y trabaja en la Isla de la Ciencia, obtuvo un doctorado en medicina en Estados Unidos en 2008 después de graduarse de la prestigiosa Universidad de Pekín.
Luego cursaron posdoctorados en Harvard, donde se reunieron con otros colegas chinos, entre ellos Wang Junfeng.
"La vida continuó tranquila y sin contratiempos, pero era anodina", recuerda Zhang. "Boston era como el edén para nuestros hijos, pero a los adultos nos faltaba algo", explica.
Lin Wenchu, otro miembro del grupo, apunta: "Fue bueno trabajar en el extranjero, pero mi sueño a largo plazo siempre había sido tener mi propio laboratorio donde pudiera investigar de forma independiente".
Con la crisis financiera de 2008, que golpeó duramente a Estados Unidos, su angustia creció
"No tenía expectativas profesionales prometedoras", rememora Wang Wenchao. "Además, siempre ha habido un techo de cristal para nosotros los extranjeros".
ABUNDANCIA DE OPORTUNIDADES EN CHINA
En las dos últimas décadas, a medida que la economía de China floreció, el país ha atribuido más importancia a la ciencia y la tecnología, lo que lo ha ido convirtiendo en un destino cada vez más atractivo para los investigadores.
La construcción de la Isla de la Ciencia comenzó en 2008 en lo que fue uno de los principales proyectos científicos nacionales apoyados por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma.
Wang Junfeng, que en su doctorado estudió los campos magnéticos intensos, volvió su interés a la isla porque el equipo experimental avanzado sobre campos magnéticos intensos estables se iba a construir allí para hacer de China el quinto país del mundo en tener un equipo de esas características.
"Era una plataforma completamente nueva", señala Wang, que recuerda como el líder del proyecto lo convenció de unirse al equipo. "Hay infinitas posibilidades si te atreves a pensar y actuar", le dijo.
Otro de los ocho retornados de Harvard, Liu Qingsong, relata que comenzó a darse cuenta de las oportunidades emergentes en China a través las campañas promocionales organizadas en universidades extranjeras por funcionarios chinos para traer talento chino de vuelta a casa.
"Sentí una calurosa bienvenida y recibí generosas ofertas de los institutos de investigación chinos cuando dirigí una delegación de 10 estudiantes chinos de EE.UU. en una visita a China en 2010", evoca.
RECOMPENSA POR TRABAJAR DURO
Aunque en la isla tuvieron que empezar de nuevo, casi desde cero, los investigadores han logrado avances científicos en estos años.
En cinco años han construido el banco de selección de células de alto rendimiento más grande del mundo basado en receptores de quinasa de cáncer y un completo sistema de investigación sobre medicamentos tumorales con la ayuda del equipo de campo magnético intenso.
"Nuestras instalaciones han alcanzado el nivel más alto del mundo", dice Zhang Na, uno de los investigadores, que agrega que China ya ha alcanzado a los países desarrollados en términos de instalaciones de investigación gracias a las continuas aportaciones de alto nivel en la última década.
El líder del proyecto, Kuang Guangli, opina que el equipo ya ha logrado un impacto en el círculo académico internacional y que los miembros han hecho contribuciones académicas aún mayores en la isla que en Harvard.
"Trabajan bien en equipo y son muy innovadores", describe.