BEIJING, 13 may (Xinhua) -- Cuando varios líderes mundiales se reúnen en Beijing para buscar vías que conecten Asia, Europa y África en aras de compartir los beneficios económicos, ellos están haciendo su parte para un orden mundial más justo.
El próximo Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, que comenzará mañana domingo, discutirá el uso más justo de los recursos a fin de promover las infraestructuras y asegurar el flujo libre de artículos y servicios.
Durante décadas los recursos han sido monopolizados por las naciones desarrolladas, dejando a los países en desarrollo un vasto déficit en el desarrollo infraestructural y social.
Las economías emergentes y en desarrollo contribuyen actualmente a más del 60 por ciento del crecimiento global, y es momento de hacer cambios.
La Franja y la Ruta es una solución propuesta por China. Desde 2013, el país asiático ha invertido más de 50.000 millones de dólares en la construcción de líneas ferroviarias, carreteras y puertos en naciones que han sido olvidadas durante muchos años por Occidente.
El impacto de la iniciativa es evidente en las naciones menos desarrolladas en África y Asia donde China ofrece un intento único en la vida a una prosperidad moderada.
Cuando algunos países occidentales retroceden mediante el levantamiento de "muros", China está contribuyendo con la construcción de puentes, tanto literales como metafóricos. Estos puentes son el ofrecimiento de China al mundo, y una ruta clave para mejorar la gobernanza global. La Franja y la Ruta, propuesta por China, es para el disfrute de todos.
Un nuevo paradigma económico está emergiendo para arreglar los agujeros en la gobernanza global, y no romperá el existente orden mundial ni lo abandonará.
El desarrollo económico y social de China se ha beneficiado en gran medida de un sistema global abierto e independiente. Desmantelar el sistema actual no corresponde al interés de China, pero la renovación de la actual arquitectura traerá grandes beneficios a China y al resto del mundo.
La Franja y la Ruta cuenta con el apoyo de más de 100 países e instituciones internacionales, que suponen más del 60 por ciento de la población mundial y una tercera parte de la producción económica global.
China no quiere ni puede reemplazar o copiar la vasta red de zarcillos políticos y económicos mantenidos por Estados Unidos, pero China intenta tomar la estructura actual y construir un mundo más justo y equilibrado.