Por José Aguiar
CARACAS, 25 oct (Xinhua) -- El próximo 30 de octubre iniciará en la Isla de Margarita, al noreste de la costa venezolana, un diálogo entre el gobierno del presidente Nicolás Maduro y la oposición, anuncio que no suprime la incertidumbre sobre el devenir político de esta nación.
Mientras que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) respalda este proceso que, según Maduro conducirá hacia la paz, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha dejado de manifiesto una discordancia interna sobre este acercamiento.
Desde Roma, Italia, donde sostuvo el lunes una reunión privada de 30 minutos con el papa Francisco, el presidente Maduro celebró la instalación del "diálogo nacional por la paz y la soberanía" y llamó a sus seguidores a "apoyar" esta nueva etapa.
Los adeptos del gobierno respaldaron el anuncio del enviado del Vaticano, Emil Paul, sin embargo para el analista político Alberto Aranguibel es un "tema difícil", sobre todo porque líderes de la MUD mantienen una "indisposición expresa".
En entrevista con Xinhua, Aranguibel consideró que, al parecer, detrás de la negativa "hay un lineamiento que está por encima de la misma oposición, que manda a que (ésta) no avance en la búsqueda de soluciones (a problemas) que ella misma ha generado".
El analista citó como antecedentes los diversos llamados al diálogo efectuados por el presidente Maduro, incluidos los del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), con el fin de preservar la estabilidad de la nación suramericana que afronta una marcada polarización política.
La oposición venezolana ha puntualizado algunas exigencias al Ejecutivo para acceder a este acercamiento, entre las cuales destacan el respeto al derecho al voto, libertad para los presos políticos y retorno de los exiliados.
De igual forma, el bloque conservador, que cuenta con una mayoría opositora en el Congreso, se ha negado a cambiar el cronograma contra del Ejecutivo, por lo cual en una sesión celebrada este martes en la Asamblea Nacional (Congreso), aprobó iniciar un proceso de juicio político contra Maduro.
A eso se suma la movilización denominada la "Toma de Venezuela" convocada para mañana miércoles y que, según el gobernador del estado de Miranda (norte), Henrique Capriles, puede llegar a las puertas del Palacio de Miraflores (sede de gobierno).
A juicio de Aranguibel, las presuntas acciones "desestabilizadoras" que planea el sector opositor es respaldado desde el exterior, especialmente de Estados Unidos.
Sin embargo, los adversarios del oficialismo sostienen que no recurrirán a la "inestabilidad" para poner fin al mandato de Maduro, sino que buscarán hacerlo por las vías constitucionales, por lo cual exigen la celebración del referendo revocatorio presidencial este año.
El pasado 20 de octubre el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció la paralización de la fase de recolección de firmas para el referendo revocatorio, en respuesta a los dictámenes de cinco tribunales regionales, los cuales anularon la fase primaria del proceso de recolección de firmas por presunto "fraude".
Se espera que el próximo domingo 30 de octubre, en la Isla de Margarita, estado Nueva Esparta, sea el presidente Maduro quien reciba a los representantes de la MUD que estén dispuestos a conversar para disminuir la polarización que reina en el país.
Este acercamiento, que cuenta con el apoyo del Vaticano, es respaldado también por una comisión internacional designada por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), conformada por el ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, junto a los ex presidentes de Panamá, Martín Torrijos y de República Dominicana, Leonel Fernández.
