BEIJING, 20 oct (Xinhua) -- El presidente filipino, Rodrigo Duterte, está actualmente en Beijing con el objetivo de mejorar las relaciones de su país con China, pero esto no tiene nada que ver con la alianza tradicional de Manila con Washington.
Con el presidente chino, Xi Jinping, extendiendo la alfombra roja para dar la bienvenida al homólogo filipino la mañana del jueves, muchos en todo el mundo han pronosticado que la nación del sudeste asiático se está preparando para alejarse de su aliado tradicional, Estados Unidos.
Algunos han llegado a decir que Beijing recibirá grandes beneficios si se debilita la alianza entre Filipinas y EEUU. Estos observadores están equivocados, aunque crean que la prueba está en que el nuevo líder filipino se ha posicionado como fuerte crítico del país norteamericano y ha amenazado con cancelar los ejercicios militares conjuntos entre los dos países.
El gobierno chino nunca intenta construir sus lazos con otros países bajo la condición de que estos sacrifiquen su asociación con terceros.
Para ser más específicos, lo más importante que Beijing espera conseguir de una relación sana con Filipinas es que ambas partes puedan trabajar juntas para reforzar su cooperación sobre la base del beneficio mutuo y del respeto por la soberanía y la integridad territorial del otro.
Serán las autoridades filipinas las que tendrán que decidir cómo van a gestionar sus relaciones con otras partes interesadas, incluido EEUU.
Si la asociación del país norteamericano con Filipinas ha comenzado a desmoronarse, a lo mejor lo primero que deberían hacer los políticos en Washington sería evaluar cómo están llevando a cabo sus negocios con el país al que consideran un aliado clave en la región de Asia Pacífico. Es injusto e irrelevante intentar culpar a China o a Duterte.
Deberían saber también que para mantener una asociación deben al menos aprender a ser respetuosos, y dejar de ser autoritarios.
Ahora que el líder filipino está en China para arreglar los dañados lazos, seguramente se volverá a casa con las manos llenas, ya que se espera que los dos países alcancen una serie de acuerdos y aumenten su cooperación en áreas como el comercio de fruta y la lucha contra los narcóticos.
Los verdaderos amigos deben ser sinceros y honestos. La visita también es una buena oportunidad para que los dos gobiernos comiencen su diálogo sobre la disputa del mar Meridional de China.
Una gestión adecuada de la disputa marítima, especialmente después del absurdo caso de arbitraje del Mar Meridional de China que llevó a los lazos entre los dos países hasta un mínimo histórico, construirá una base sólida para que ambas partes mejoren su cooperación futura sin preocuparse de que los altercados por las islas puedan reaparecer más adelante.