Por Qu Junya
BEIJING, 17 sep (Xinhua) -- Saber si Japón está de verdad buscando la paz y la seguridad regionales o simplemente pescando en aguas revueltas al incrementar su presencia militar en el Mar Meridional de China no es en absoluto difícil.
Japón va a ampliar su presencia en ese mar realizando "travesías de entrenamiento conjunto con la Armada estadounidense y ejercicios multilaterales con navíos regionales", dijo el jueves su ministra de Defensa, Tomomi Inada, en un discurso en el Centro de Estudios Estratégios e Internacionales, un laboratorio de investigación ubicado en Washington.
Según la titular, la medida está destinada a apoyar las llamadas "operaciones de libertad de navegación" que Estados Unidos dice llevar a cabo para mantener el orden marítimo internacional.
Dado que amparar el orden marítimo en el Mar Meridional de China es una tarea compartida de los Estados costeros regionales, el gran interés que un actor externo como Japón ha mostrado en seguir las huellas de Estados Unidos apenas puede justificarse.
Japón sostiene una disputa con China sobre las Islas Diaoyu, ubicadas en el Mar Oriental de China. Aquí es donde está el verdadero y principal propósito de Japón, como queda de manifiesto en el discurso de la recién nombrada jefa nipona de Defensa, quien afirmó que su país, entre tanto, está buscando una "discusión franca" con Beijing.
Aparentemente, Japón está utilizando el Mar Meridional de China para conseguir más poder de negociación en la mesa que de verdad le interesa, más que buscar la paz y la estabilidad regionales.
Hacer gala de su fuerza militar es la última de una serie de acciones emprendidas por Tokio para pescar en las aguas revueltas del Mar Meridional de China.
Vale la pena destacar que las declaraciones de Inada llegan después de que, durante las reuniones de líderes de Asia Oriental del 6 al 9 de septiembre, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, no consiguiese incitar a los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, siglas en inglés) a atacar a China.
Es absurdo que Japón piense que sabe mejor que las partes implicadas cómo defender sus intereses, cuando estas últimas obviamente prefieren gestionar y resolver las diferencias a través de conversaciones pacíficas.
Al respecto, Japón no ha ahorrado esfuerzos para agitar las aguas y causar tensión, por ejemplo, con su reciente plan de vender a precios bajos armas a la India a cambio de su voz contra China.
Japón está "continuamente examinando si lo que estamos haciendo es suficiente" para mantener la estabilidad y la seguridad en el Pacífico, dijo Inada a la audiencia de Washington.
Varios analistas han considerado las declaraciones poco convincentes ya que Japón sigue negándose a encarar directamente su historia y sus atrocidades durante la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que su Gobierno está procurando enmendar su Constitución pacifista.
De hecho, cualquier acción militar de Japón recordará rápidamente a sus vecinos los sufrimientos que padecieron en tiempos de guerra. Así lo hizo el nombramiento a principios de agosto de Inada, de 57 años y que había llamado la atención por cuestionar las atrocidades de Japón en la guerra y la justicia de los juicios tras la contienda de los crímenes bélicos de Tokio.
Con respecto al intento de Japón de enmendar su Constitución de postguerra, el aumento de su participación militar en el Mar Meridional de China también le sirve como moneda a cambio del apoyo de Washington.
Sin embargo, sigue siendo cuestionable si Japón puede verdaderamente olvidar las bombas atómicas que Estados Unidos le lanzó en 1945, y si Estados Unidos está dispuesto a dejar atrás su dolorosa memoria del ataque sorpresa contra Pearl Harbor efectuado por Japón en 1937 y que provocó la Guerra del Pacífico.