BEIJING, 30 jul (Xinhua) -- Corea del Sur debería de dejar de jugar con fuego con el despliegue en su propio suelo de un sistema antimisiles de Estados Unidos, ya que con esa decisión no solo se autoaislará, sino que también socavará la estabilidad de la región.
Hace menos de dos semanas, Corea del Sur y EEUU alcanzaron un acuerdo para desplegar el escudo antimisiles de Defensa Terminal de Area a Gran Altitud (THAAD, siglas en inglés) en la región meridional del país asiático, a pesar de la continua oposición de las naciones vecinas.
Aunque los dos países afirmaron que el THAAD no se dirigirá contra ningún otro tercer país, sino que solo se operará en respuesta a las amenazas nuclear y de misiles de las República Popular Democrática de Corea (RPDC), no hay duda de que el despliegue es un paso clave en la estrategia estadounidense del giro hacia Asia y escalará las tensiones en el noreste de Asia, en especial en la Península Coreana.
Se supone que Seúl sabe cuáles son las consecuencias de albergar el THAAD, pero, al ponerse de lado de Washington por la razón que sea, está mostrando su cortedad de miras y su pobre juicio diplomático.
Al tiempo que es inútil frente a los misiles de corto alcance y la artillería de la RPDC, el THAAD ya está empujando a Pyongyang a ser agresivo. La RPDC advirtió de que tomaría "medidas físicas" y probó tres misiles balísticos de corto alcance en una demostración de fuerza frente a la decisión de su vecino del sur.
Incrementar las tensiones en la península solo servirá para destrozar el sueño del pueblo coreano de paz y reunificación, lo cual sería el legado más amargo del Gobierno de la presidenta Park Geun-hye y el mayor infortunio para el pueblo coreano.
El movimiento de Seúl también dañará sus relaciones con China y Rusia, y le hará perder el respaldo de ambos países en el asunto nuclear de la RPDC. Pero aún, perderá su independencia en relación a su política exterior.
La razón por la que Beijing y Moscú rechazan firmemente el sistema de defensa de misiles es que con el radar de banda X del escudo, Washington tiene capacidad para curiosear en China y Rusia, lo que supone una gran amenaza a los intereses de seguridad de los dos países y a la paz regional.
El haber anunciado su decisión antes de la publicación del fallo del arbitraje sobre el Mar Meridional de China es un error de juicio severo de Seúl, al suponer que China estaría demasiado ocupada como para responder al despliegue del THAAD. Ese acto irresponsable por parte de Corea del Sur está erosionando la confianza estratégica que Beijing le dio en el pasado.
Además, el despliegue del THAAD afectará negativamente a las relaciones económicas y comerciales entre Corea del Sur y China, el mayor socio comercial de Seúl.
Seúl tiene que entender completamente que aceptar el despliegue de un escudo antimisiles solo hará de Corea del Sur la línea del frente de una posible confrontación estratégica entre las potencias del mundo.
Es conveniente que Seúl considere seriamente si se beneficiará verdaderamente del despliegue del THAAD y reconsidere su acción peligrosa para evitar una escalada de las tensiones regionales y salvaguardar la paz y la estabilidad, tan difícilmente logradas.