BEIJING, 8 jul (Xinhua) -- Emprender una acción legal no es siempre la mejor manera de resolver una disputa y es si cabe menos realista que un procedimiento iniciado ilegalmente y perseguido deliberadamente conduzca a una solución justa.
El llamado arbitraje sobre el Mar Meridional de China, cuyo "fallo" está previsto para la próxima semana, es el último caso que demuestra la afirmación anterior.
Puede ser que los espectadores bien intencionados consideren que el dictamen ayudará a relajar la tensión en el Mar Meridional de China. Sin embargo, el último propósito de las partes que están tratando por todos los medios de dramatizar la disputa de soberanía no es hallar una solución real, sino utilizar el veredicto para obligar a China a ceder ante sus intereses.
Esta intriga nunca va a tener éxito pues ni es legalmente plausible ni tampoco posible en la práctica.
El arbitraje, comenzado unilateralmente por Filipinas incumpliendo sus compromisos, las estipulaciones de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, por sus siglas en inglés) y el derecho legítimo de China bajo esa convención de elegir los mecanismos y procedimientos para solucionar disputas, es en sí mismo una violación de la ley internacional.
La corte arbitral establecida, al tramitar por la fuerza el caso y expandir deliberadamente su jurisdicción, es también defectuosa, lo que hace que el fallo sea indefendible y nulo.
Basándose en los hechos, China ha dejado claro en multitud de ocasiones que ni aceptará ni reconocerá un arbitraje como éste ni tampoco su veredicto, sea cual sea.
Con su constante buena voluntad y práctica respetuosa del derecho internacional, China tiene razón suficiente para desestimar esta provocación política sin sentido que no hará ningún bien a ninguna de las naciones involucradas.
Sin embargo, esto no quiere decir que China se quedará de brazos cruzados a la hora de buscar una solución a las disputas.
Beijing se ha mantenido firme su postura favorable a resolver las divergencias de forma pacífica a través de negociaciones y consultas, gestionar las disputas estableciendo normas y mecanismos, buscar resultados beneficiosos para todos y garantizar la paz y la estabilidad en el Mar Meridional de China.
China cree que la negociación y la consulta son la única manera adecuada de resolver este asunto. Su posición no va a cambiar con un fallo de arbitraje que no es convincente. Ni tampoco se verá intimidada a comprometerse con él.
Incluso aunque el fondo de la disputa en el Mar Meridional de China se ha complicado por factores regionales y externos, China sigue manteniendo su confianza y sinceridad en cuanto a buscar una solución justa y realista que lleve a esas aguas paz y estabilidad duraderas.
Todas las partes que quieren sinceramente hacer el bien en el Mar Meridional de China deben pensar cuidadosamente si el modo real y constructivo de proceder es la confrontación provocadora o el diálogo pacífico, así como qué país realmente es paciente y tiene buena fe en la búsqueda de una solución final en el interés común.