Por Noemí Galbán
LA HABANA, 29 jun (Xinhua) -- El Partido Comunista de China (PCCh), que este 1 de julio cumple 95 años, fue la única organización política que logró emprender la "revolución económica más exitosa de la historia" y convertir a uno de los países más pobres en la segunda economía más importante del mundo.
Así lo indicó, en una entrevista con Xinhua, el exrector de la Universidad de La Habana Rubén Zardoya, quien subrayó que el PCCH, "como fuerza dirigente del Estado y con total apego a la ley, ha logrado también garantizar la institucionalización del sistema político".
Según Zardoya, la organización política, con alrededor de 80 millones de militantes, cuenta entre otros de sus aciertos el haber reunido a personalidades capaces y comprometidas en las diversas esferas de la vida social, incluidos los líderes políticos y los grandes empresarios.
Por tal motivo, en este nuevo período de profundización del modelo chino, la aparición de fenómenos como el consumismo exacerbado y la corrupción son incompatibles con el "sueño" de construir una "civilización socialista en lo espiritual".
"Si hay algo que ha sido muy criticado por la dirección del partido es la corrupción, se han aplicado medidas duras, es una cruzada de la cual depende el prestigio del PCCh, la confianza de las masas y, en última instancia, la propia revolución china", señaló.
La máxima dirección del país, con el presidente Xi Jinping al frente y bajo el papel rector del PCCh, sigue haciendo los ajustes necesarios en el quehacer del Estado y en el sistema legal para avanzar en la materialización de un modelo sin precedentes en la historia, indicó.
Zardoya hizo un repaso por la historia del partido, que celebró su primer congreso el 23 de julio de 1921, y emprendió un camino de "resistencia histórica" hasta lograr el triunfo y la proclamación de la República Popular China con Mao Zedong como figura líder.
A partir de entonces, comenzó un proceso acelerado de transformación de la realidad del país en todos los órdenes que mejoró la calidad de vida del pueblo. La dirección de Mao Zedong fue en ese periodo determinante y su pensamiento constituye hoy día no sólo un componente esencial de los estatutos del PCCh sino del decurso de la nación.
Tras su muerte en 1976, Deng Xiaoping emprendió "el desarrollo de las fuerzas productivas, desmontando cada una de las trabas que impedían su libre desarrollo, sin aplicar terapias de choque y cuyo objetivo final era crear las condiciones materiales para pasar a una etapa propiamente socialista", comentó Zardoya.
Sus sucesores, indicó Zardoya, se han volcado en profundizar la línea económica, política, social y cultural de Deng para superar "la etapa primaria del socialismo", de ahí que una de las metas actuales es la ampliación del mercado interno con vistas a elevar el poder adquisitivo del ciudadano.
"El presidente Xi Jinping lidera esta nueva etapa del tránsito chino al socialismo, el sueño de una sociedad independiente, soberana, unida, con características propias. Hay una lealtad a los postulados fundamentales de la reforma de Deng, al pensamiento de Mao, se pondera el papel dirigente del PCCh y la democracia de las masas", afirmó.
Según Zardoya, "si algún país ha evidenciado que la categoría progreso tiene algún sentido, ese es China. Los retos y peligros son gigantescos, pero mientras el PCCh esté sólido, unido y legitimado ante el pueblo, cabe esperar el triunfo de los ideales del socialismo con características chinas".
Esta última frase resulta clave, según Zardoya, para otros contextos y realidades que también persiguen alcanzar una sociedad más justa, equitativa y próspera, donde a cada quien según su trabajo y sus necesidades, como es el caso de Cuba, inmersa en un proceso de actualización de su sistema económico y político socialista.
"Nada sería más peligroso para una revolución y un partido en el poder como es el caso cubano que copiar el modelo chino. No es fácil clonar o reproducir en otras circunstancias ese modelo", advirtió el experto, quien es también profesor del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana.
No obstante, precisó, resulta insoslayable conocer qué han hecho otros en condiciones análogas y aprender de lo adaptable, así como estar alertas frente a los obstáculos que pueden surgir.
"Cuba tiene que estudiar esa experiencia, manteniendo nuestra peculiaridad histórica y construyendo nuestro socialismo con características propias. Haríamos tan mal en copiar el camino chino como en ignorarlo", insistió el doctor en Ciencias Filosóficas.
China, su partido, su revolución y su historia, se presentan, concluyó, como un referente para todos aquellos países que emprenden la construcción de una sociedad de nuevo tipo en condiciones de subdesarrollo y buscan transformar el mundo a partir de ideales socialistas.