BEIJING, 7 jun (Xinhua) -- Hay un refrán chino que dice que "el villano presenta una demanda contra su víctima antes de que él mismo sea procesado".
Esto es verdad en la disputa sobre el mar Meridional de China entre Beijing y Manila.
Los filipinos, que empezaron a ocupar algunas de las islas y los arrecifes chinos ilegalmente en la década de los 70 del siglo pasado, presentaron el caso unilateralmente al tribunal arbitral de La Haya en 2013.
Pero el arbitraje es solo una provocación política bajo el pretexto de la ley, con algunas fuerzas occidentales detrás de ello. Al presentar el caso, Manila violó los principios básicos del derecho internacional y minó la integridad y autoridad de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, por las siglas en inglés).
En esencia, las peticiones de Filipinas son sobre la soberanía territorial y la delimitación marítima.
Pero los asuntos territoriales están sujetos al derecho internacional general y no a la UNCLOS. Mientras tanto, China también hizo una declaración sobre excepciones opcionales en 2006 de acuerdo con la UNCLOS, que excluye las disputas sobre la delimitación marítima de los procedimientos de solución de disputas ofrecidos en la convención.
El tribunal arbitral ha violado la UNCLOS y abusó de su poder al escuchar el caso y ejercer una jurisdicción que no tiene.
La forma de actuar del tribunal ha elevado las tensiones entre China y Filipinas, afectado a la estabilidad regional y el orden marítimo internacional y contradicho su propósito de solución pacífica de disputas.
Además, al iniciar el arbitraje unilateralmente, Filipinas abandonó el principio "pacta sunt servanda" (que significa "lo pactado obliga") del derecho internacional.
Los dos países emitieron una declaración en 2011 comprometiéndose a resolver las disputas en el mar Meridional de China mediante negociaciones y consultas. Sin embargo, Filipinas presentó el caso a La Haya inesperadamente sin informar a China con anticipación. El país incluso mintió a la comunidad internacional al decir que se habían agotado las medidas bilaterales, mientras que en la práctica, rechazaba manejar las disputas según lo acordado con China.
De acuerdo con un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, antes de iniciar el arbitraje unilateralmente, Filipinas no sostuvo ninguna consulta ni negociación con China sobre los asuntos relacionados.
Las acciones de Filipinas no mostraron buena voluntad ni intención de resolver el asunto sobre mar Meridional de China pacíficamente, sino solo un intento de aumentar la presión política sobre China.
El país intenta usar el arbitraje para negar la soberanía territorial de China y sus derechos e intereses marítimos en el mar Meridional de China, así como para buscar apoyo para su propia invasión y ocupación ilegal.
Históricamente, los territorios filipinos se definieron por una serie de tratados, incluidos el Tratado de París de 1898, el Tratado de Washington de 1900 entre Estados Unidos y España, y una convención entre Estados Unidos y Reino Unido de 1930.
Todos los tratados indican claramente que la frontera occidental del territorio de Filipinas se establecía en los 118 grados de longitud este.
Sin embargo, Filipinas violó estos tratados y persiguió una expansión territorial invadiendo y ocupando ocho islas y arrecifes de las islas Nansha de China desde la década de los 70.
El arbitraje es una farsa política y una provocación bajo el pretexto de la ley. China no aceptará ni reconocerá la "sentencia", sea cual sea.
La posición de China de no participar ni aceptar los resultados del arbitraje no significa que el país desobedezca el derecho internacional. Al contrario, demuestra su compromiso con el mismo.