BEIJING, 27 may (Xinhua) -- Cuando se inicia hoy la cuenta regresiva de 100 días para la Cumbre del Grupo de los Veinte (G20) en la oriental ciudad china de Hangzhou, existen grandes expectativas de que los miembros del bloque, que representan la mayor parte de la producción económica y el comercio globales, realicen esfuerzos conjuntos para afrontar los diferentes desafíos que enfrenta la economía mundial.
Por primera vez en la historia del G20, China está colocando el desarrollo en el centro del marco de las políticas macroeconómicas globales para enfrentar la prolongada ralentización del crecimiento económico mundial.
El tema de la Cumbre del G20 de este año es construir una economía mundial innovadora, fortalecida, interconectada e inclusiva.
China, como presidente de la cumbre, sitúa la innovación en un lugar destacado de la agenda del cónclave, junto a temas como el fomento del comercio y la inversión, la mejora de la gobernanza económica y financiera global, la cooperación en impuestos transfronterizos y en la lucha contra la corrupción.
"Felicito a China por llevar el centro del G20 más allá de buscar cómo curar la cicatriz de la crisis actual, para buscar más cómo lograr un crecimiento fuerte y resiliente", expresó Andrew Wychkoff, director para ciencia y tecnología de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En su opinión, el crecimiento basado en la innovación y la tecnología es "exactamente un crecimiento fuerte", considerando que este incrementa la productividad, mejora el bienestar social y, en muchos casos, es respetuoso con el medio ambiente.
Las economías mundiales necesitan desesperadamente del crecimiento, aunque los economistas puedan diferir sobre las causas de la ralentización del crecimiento económico global.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo en abril su perspectiva de crecimiento económico global para 2016 en 0,2 puntos porcentuales hasta el 3,2 por ciento, en su cuarta revisión a la baja este año.
El crecimiento del comercio global, en particular, ha permanecido por debajo del 3 por ciento durante varios años, algo sin precedentes dado que solía ser alrededor del doble del crecimiento económico global.
"Como lo veo, la principal razón para la ralentización del comercio global es que el proceso de globalización ha perdido velocidad desde el inicio de la crisis financiera mundial de 2008", subrayó Song Hong, miembro del Instituto de Economía y Política Mundial de la Academia de Ciencias Sociales de China.
Los gobiernos se han centrado más en temas como la creación de empleo y menos en el comercio y las inversiones en el exterior, y las empresas han trasladado su foco de atención a los mercados locales ya que tienen menos motivaciones para ser globales, apuntó Song.
Entre los problemas que generan presión sobre la economía global también se incluyen la turbulencia en los mercados financieros y de mercancías, la divergencia en políticas monetarias y el empeoramiento de los conflictos geopolíticos, entre otros.
Las acciones y los objetivos acordados entre los líderes del G20 no son legalmente vinculantes, lo que se añade a las persistentes dudas sobre su efectividad. Pese a ello, la opinión general es que este se ha convertido rápidamente en una parte indispensable de la gobernanza económica global.
Liu Zongyi, investigador del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghai, dijo que el G20, que ha jugado un papel clave en la coordinación de políticas para afrontar la crisis financiera internacional de 2008, ofrecería otra vez una valiosa referencia política en caso de una nueva crisis.
"Es la única plataforma donde líderes de naciones desarrolladas y sus contrapartes de economías emergentes pueden participar en un diálogo con igualdad", destacó.
Señalando que tras años de esfuerzos para revitalizar el crecimiento, la economía global está experimentando una "nueva mediocridad". Para lograr un crecimiento a largo plazo, los miembros del G20 tienen que coordinar sus políticas macroeconómicas, puntualizó Liu.
El G20 también provee un impulso esencial para la reforma de la estructura de la gobernanza global para que ésta refleje mejor el cambio del equilibrio en las áreas tanto política como económica.
China ha estado entre las economías de más rápido crecimiento durante décadas. Aunque sus cifras de crecimiento en los últimos meses han sido menos impresionantes, la economía china todavía figura entre las de mejor funcionamiento.
Con los actuales esfuerzos intensivos para optimizar aún más su estructura económica, China estará en una mejor posición para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo.
China ha sido un contribuidor clave para el crecimiento económico global en los últimos años. Ha integrado las políticas correctas para sacar a cientos y millones de personas de la pobreza y ha sido un firme defensor de la cooperación.
Jim O'Neill, ex economista jefe de Goldman Sachs y actualmente ministro en el gobierno británico, dijo a Xinhua que espera que China fomente el crecimiento de las economías emergentes durante su presidencia del G20.
China ha tenido un "notable éxito", pese a los considerables desafíos, en la mejora del bienestar y el incremento de la riqueza de sus 1.300 millones de ciudadanos.
"Creo que eso puede ayudar a otros, especialmente en el mundo emergente, a transitar un camino similar y contribuir a una economía mundial más estable y próspera", dijo O'Neill.