BEIJING, 17 may (Xinhua) -- Filipinas está desechando negligentemente una oportunidad ofrecida por China de resolver en conjunto las disputas sobre el asunto del Mar Meridional de China a través del diálogo y las consultas, opinan algunos analistas, luego de que Filipinas buscara la ayuda del tribunal de arbitraje internacional.
La búsqueda filipina de ese arbitraje implica totalmente su autoderrota, como escribió el sábado Rod Kapunan, un columnista del diario filipino "The Standard".
"Nos privamos completamente de la oportunidad que nos ofreció alguna vez China, como una cooperación conjunta para explorar... y desarrollar las áreas", dijo.
Presentar el caso ante el Tribunal Permanente de Arbitraje (TPA) en La Haya representa una propuesta de perder-perder, que "sólo podrá justificar la presencia permanente de las fuerzas estadounidenses en territorio filipino", comentó.
Los comentarios del columnista reflejan algunas realidades.
China propuso la idea de reservar las diferencias y de buscar el desarrollo conjunto como una forma de resolver las disputas sobre las islas, rocas, bancos de arena y otros recursos territoriales en el Mar Meridionalde China.
China insiste en resolver de manera apropiada las disputas de manera pacífica a través del diálogo y de las consultas con los países correspondientes. China y los países involucrados, incluida Filipinas, han alcanzado acuerdos y consensos al respecto, lo que impulsará sus negociaciones directas.
Si para resolver el asunto Filipinas insiste en optar por el arbitraje, lo que Kapunan describió como una "bomba de tiempo", enfrentará las consecuencias, dulces o amargas.
China ha anunciado su posición de no aceptación y no participación en el arbitraje iniciado de manera unilateral por Filipinas.
China ha reiterado que tiene el derecho legítimo otorgado por la ley internacional de rechazar el arbitraje, porque el tribunal no tiene jurisdicción sobre las demandas territoriales acerca de varias islas, rocas, bancos de arena y otros recursos territoriales en el Mar Meridional de China.
El presidente filipino electo, Rodrigo Duterte, dijo alguna ocasión durante su campaña presidencial que compartía la posición de China porque no "cree en la solución del conflicto a través de un tribunal internacional".
"China ha dicho que no acatará la decisión del tribunal, sin importar cuál sea. Lo mismo sucede conmigo, en especial si el fallo es contrario a Filipinas", declaró Duterte en conferencia de prensa en Manila el 7 de abril.
Esa declaración indica que él también podría rechazar una decisión tomada por el tribunal de arbitraje si éste decide contra Filipinas.
En ese sentido, cualquier decisión del tribunal internacional será rechazada a menos que el tribunal tome una de manera unilateral a favor de Filipinas, lo cual será mal visto por aquéllos que realmente acatan la justicia y la ley.
Por lo tanto, opinan los analistas, no tiene ningún sentido que un tribunal de ese tipo se involucre o tome una decisión para resolver las disputas chino-filipinas.
El columnista filipino también dijo claramente que Estados Unidos podría beneficiarse de la acción filipina de presentar el arbitraje.
De hecho, desde que Filipinas emprendió unilateralmente un caso de arbitraje contra China en enero de 2013 sobre el asunto ante el TPA, algunos personajes de la Casa Blanca, el Congreso, el Departamento de Estado y de las fuerzas armadas han expresado su apoyo a la acción filipina.
Es desconcertante e incluso ridículo que Estados Unidos, que no ha firmado la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Unclos, por sus siglas en inglés) aprobada en 1982, esté interviniendo en las disputas entre dos firmantes de la convención.
Estados Unidos demanda a otros países que respeten las decisiones del tribunal de la ONU, pero él mismo se considera exento del Estado de derecho.
El recurrir a la ley internacional cuando es conveniente y abandonarla en condiciones poco favorables socava gravemente la autoridad, solemnidad y efectividad de la ley internacional, dijo el vocero de la cancillería china, Lu Kang.
"Esto constituye una acción peligrosa contra la que la comunidad internacional debe intensificar su vigilancia", agregó.