LOS ANGELES, 9 feb (Xinhua) -- Hace más de dos años, Zilong Wang, recorrió en bicicleta 5.472 kilómetros de Massachusetts hasta California por un empleo en una compañía consultora de sostenibilidad.
Pero el joven ya renunció al empleo y ahora se está preparando de nuevo para un largo viaje en bicicleta. En esta ocasión hacia el oriente y en favor de una civilización ecológica.
La víspera del Año Nuevo Lunar chino del 8 de febrero, el joven pidió un deseo: viajar en bicicleta desde la bahía de San Francisco hacia el este a través del área continental de Estados Unidos y Eurasia y de regreso a China.
Zilong Wang describe esto como "una peregrinación". Durante el viaje desea explorar el despertar ecológico y espiritual del siglo XXI y el paisaje cultural y la economía política de la aldea global a través de la lente de la interconexión de China con el mundo.
Wang fue al Hampshire College de Massachusetts en el 2009. En una entrevista con Xinhua dijo que durante su estancia en la institución aprendió el pensamiento de la sostenibilidad y se sintió inspirado por él.
Después de graduarse obtuvo un empleo en California en el verano de 2013 y pronto empacó su bicicleta y un pequeño remolque y se dirigió al oeste bajo el intenso sol del verano.
Le tomó 75 días llegar a San Francisco. Mosquitos, tormentas, vientos, humedad, calor, dolor de coxis... nada le impidió alcanzar su objetivo. Después de tocar a la puerta de más de 400 casas de extraños, logró que decenas de familias le permitieran acampar en su patio trasero por la noche.
"Llego a ustedes como un extraño, pero en la mañana me voy como un amigo", escribió Wang en su blog.
"Cerca de una quinta parte de las familias a cuyas puertas toqué no me rechazaron. También me permitieron usar su dicha y su WiFi y algunos me ofrecieron comida caliente", dijo Wang a Xinhua.
"Nunca puse candado a mi bicicleta. La dejaba afuera cuando entraba a las tiendas y al salir siempre estaba ahí. Aunque un indigente la 'robó' cuando llegué a San Francisco, luego me fue devuelta".
"Mi experiencia demostró que hay mucha gente buena en el mundo y no tanta gente mala", dijo Wang sonriendo.
Wang nació en la región autónoma de Mongolia Interior en el norte de China y su familia se mudó a vivir en Shanghai, en donde estudió el cristianismo, el budismo, el islam, el mormonismo y otras religiones. Pero el joven señala que él en lo que cree es la naturaleza.
Un viaje de cuatro semanas realizado el año pasado por China modificó su opinión sobre su país de origen. Wang dijo que lo que vio durante su recorrido lo hace creer que se está produciendo un despertar ecológico y espiritual en el país.
"Existe la China que conocemos por las noticias: una muy importante economía del mundo, cientos de millones de personas que salieron de la pobreza y pasan a áreas urbanas, el mayor emisor de CO2, una enraizada corrupción, aire tóxico, alimentos y aguas contaminados, creciente disparidad, incertidumbre política, expansión global y enredos...".
"Sí y quizás todo eso sea cierto. Pero en mi viaje por el país vi una China diferente: diferente de mi impresión de hace apenas un año y diferente de lo que creí que sabía", dijo el joven que habla inglés con fluidez.
Durante las visitas a templos y aldeas ecológicas entre otros sitios y durante conversaciones con chinos "vi a incontables personas y grupos haciendo su pequeña e inspiradora parte. Muchos de ellos no se conocen entre sí, pero básicamente están haciendo el mismo trabajo: están siendo el cambio que desean ver en el mundo".
"Quizás están subiendo en la jerarquía de las necesidades de (Abraham) Maslow. Quizás la degradación ambiental y moral también se han vuelto demasiado para tolerar. Pero por la razón que sea, estoy seguro de que ha llegado la hora. El nuestro es un momento de despertar ecológico y espiritual".
Con respecto a las dudas de algunas personas de que se produzca una futura civilización ecológica, Wang dijo que "la imaginación humana siempre tiene sus límites. Sé que vendrá, pero no sé de qué manera. Tenemos que lograrla paso a paso".