KUALA LUMPUR, 22 nov (Xinhua) -- Al tiempo que los líderes regionales se reúnen en la capital malasia el domingo con motivo de la anual Cumbre de Asia Oriental, Estados Unidos ha mostrado su presteza para exagerar la cuestión del Mar Meridional de China y desbaratar un importante evento que debería centrarse en afrontar desafíos reales.
Previamente a la cumbre, el presidente estadounidense, Barack Obama, calificaba el Mar Meridional de China como "un tema principal", mientras la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, lo tildaba de "asunto fundamental de discusión".
Esta postura es irresponsable y contraproducente y, como han apuntado muchos observadores, deriva de los intereses propios de Washington: una situación volátil le ayudaría a conservar su presencia hegemónica en la región.
La intromisión amenaza con echar a perder una oportunidad preciosa para que los líderes de Asia Oriental intercambien puntos de vista y avancen hacia una cooperación más estrecha, necesaria para garantizar la paz prolongada en la región y la continuidad de su desarrollo.
El argumento básico que Washington esgrime como exusa para su injerencia es que la libertad de navegación en el Mar Meridional de China está en peligro. Es una presunción totalmente falsa.
Gracias a la contención de China y a los esfuerzos coordinados de la mayoría de los países costeros, la situación en ese mar ha sido en general pacífica. Pese a las disputas territoriales entre Beijing y otros demandantes, el paso legítimo de barcos y aviones no ha sido nunca un problema.
"Cada año, más de 100.000 barcos de países de todo el mundo navegan con seguridad y libertad por el Mar Meridional de China... No se encuentran en absoluto con ningún problema", dijo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying.
Aunque algunas islas chinas en ese mar han sido ocupadas ilegalmente por otros, Beijing ha insistido siempre en resolver las disputas por medios pacíficos.
China en sí misma necesita un tránsito libre por esas aguas más que ningún otro país y mantener la paz y la estabilidad ha sido la consideración primordial de su política sobre el Mar Meridional de China.
Además, China y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, siglas en inglés) han acordado un enfoque dual para los asuntos delicados: las disputas serán solucionadas por las partes directamente involucradas a través de consultas y negociaciones, mientras China y los miembros del bloque trabajan juntos para mantener la paz y la estabilidad de la región.
Actualmente, la interferencia exterior constituye una amenaza cada vez más grave a la estabilidad en el Mar Meridional de China.
Por ejemplo, la llamada estrategia estadounidense de "pivotar hacia Asia" sí que ha desempeñado un papel innegable a la hora de envalentonar a algunos demandantes a adoptar medidas insensatas sobre la cuestión, lo que sólo sirve para seguir complicándola y prolongándola.
Por eso, con miras a buscar una resolución pronta de las disputas respecto al Mar Meridional de China y garantizar la tranquilidad duradera de esta concurrida ruta marítima, las partes ajenas al asunto deben dejar de entrometerse y dejar espacio a la sensatez y pragmatismo de aquéllos directamente implicados.
De forma paralela, es necesario que los miembros de la ASEAN mantengan la frialdad y los ojos abiertos. Deben unirse a Beijing para evitar que algunos usen la problemática del Mar Meridional de China en favor de sus propios intereses.
Después de todo, China y los países del sudeste asiático son vecinos con intereses inseparablemente interconectados, por lo que necesitan concentrarse en la situación general y aunar esfuerzos para convertir al Mar Meridional de China en una plataforma de cooperación y una base avanzada para el desarrollo y la prosperidad en común.
Iniciativas como "la Franja y la Ruta" y el Año de la Cooperación Marítima China-ASEAN han deparado abundantes oportunidades. Sería una pena que estas opotunidades quedaran arruinadas por factores externos.
