Asimismo, los documentos entregados por China son más convincentes, con entrevistas detalladas con varias víctimas, fragmentos de película de John Magee --un sacerdote estadounidense -- y fotografías tomadas por soldados japoneses que muestran sus delitos terribles de asesinato de civiles y violación de mujeres.
Los documentos presentados por China, que se acreditan y corroboran entre ellos también pueden ser respaldados por muchas evidencias y grabaciones previas, como los diarios de John Rabe.
Los derechistas japoneses pueden negar los hechos como quieran, pero ahora el resto del mundo está teniendo un panorama más claro de lo que realmente ocurrió en Nanjing en diciembre de 1937.
Además, la inscripción de la Masacre de Nanjing es más que la refutación de las acusaciones absurdas de algunos nacionalistas japoneses. También se trata de preservar una pieza crucial de la memoria colectiva de la humanidad.
La historia consiste de recuerdos y los recuerdos tienen un poder determinante. El recuerdo de la Masacre de Nanjing no significa que el pueblo chino buscará venganza. Es simplemente porque el recuerdo es demasiado importante para ser perdido.