HONG KONG, 3 sep (Xinhua) -- El desfile del Día de la Victoria en Beijing "nos recuerda las grandes batallas y heroicos sacrificios realizados por el pueblo chino, y refuerza su resolución de nunca permitir que se vuelvan a repetir los salvajes actos de agresión a manos de potencias extranjeras", dijo el presidente del Grupo Kerry, Robert Kuok, durante una entrevista con el diario South China Morning Post, publicada el jueves.
El "rey del azúcar de Asia" de 91 años de edad, recordó las miserias infligidas contra los pueblos asiáticos por los invasores japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Los padres de Kuok migraron de Fuzhou en el sur de China a Johor Bahru, Malasia, a principios del siglo XX. De boca de su madre Kuok oyó numerosas historias sobre el sufrimiento del pueblo chino, a manos de los soldados de las naciones extranjeras imperialistas, desde las Guerras del Opio hasta la intimidación de ocho naciones extranjeras en los tiempos de la "Rebelión de los Bóxers", y por funcionarios gubernamentales corruptos, bandidos y la invasión japonesa de 1931 a 1945.
A mediados de 1941, Kuok se matriculó en Raffles College en Singapur. El 8 de diciembre de 1941, Japón atacó Malasia y Singapur. La institución académica cerró sus puertas inmediatamente para permitir a los alumnos del norte de Malasia volver apresuradamente a sus casas. Sin embargo, muchos de ellos no consiguieron llegar a casa debido al rápido avance del ejército nipón.
"Desde entonces se sucedieron tres años y 10 meses de tener que vivir bajo los talones de los invasores japoneses. Para todos los malasios y singapurenses la vida fue dura y brutal. Vivíamos día a día haciendo todo lo posible por mantenernos vivos y sanos. Hubo muchas historias de brutalidad y salvajismo japonés", dijo Kuok.
En las grandes ciudades, los japoneses establecieron edificios para la policía militar o Kempeitai, que siempre contaban con salas de tortura. Muchos de los que los Kempeitai consideraban sus enemigos fueron torturados, con bastantes de ellos perdiendo la vida en el proceso, detalló.
De su experiencia en la guerra, Kuok dijo haberse dado cuenta de que nadie tiene el derecho de invadir y saquear los hogares y países de otros. Además, la humanidad debería proscribir la guerra y esforzarse por avanzar la civilización humana y fomentar la conducta civilizada, añadió.