Según algunos medios y analistas locales, la desviación del discurso anual del emperador podría ser considerada como una sutil reprimenda hacia el primer ministro, Shinzo Abe.
Abe, sin embargo, dejó de mencionar la palabra "reflexión" en la ceremonia conmemorativa por tercer año consecutivo. En una muy seguida declaración emitida el viernes, el premier conservador reiteró las disculpas de los anteriores gobiernos por el pasado bélico de Japón, pero evitó ofrecer sus propias disculpas.
Además, declaró que las futuras generaciones de Japón no deben "estar predestinadas a disculparse" por el papel del país en el conflicto.